Frases redundantes
frases
redundantes
Hace ya unos cuantos años escribí sobre las palabras superfluas, es
decir, aquellas repetidas que no añaden información, empleadas en el lenguaje de los medios de comunicación
y en el habla cotidiana. Quise en esa
oportunidad mostrar ejemplos sencillos que permitieran aclarar que la frase “valga la redundancia”, utilizada por algunas
personas para justificar el uso repetido de ciertos y determinados vocablos, no tiene
cabida, pues no puede ni podrá valer algo que está viciado y que se debe
evitar. Hoy volveré sobre el tema, y en tal sentido
mostraré varios casos de uso frecuente en la comunicación oral y escrita,
que debemos conocer en virtud de no incurrir en ese feo vicio del lenguaje, que
denota poco gusto y cero creatividad. Haré hincapié en diferenciar entre lo que es
redundancia y lo que es pleonasmo, pues aunque tienen similitud, hay entre
estos términos un sutil detalle que convine conocer para saber qué es uno y qué
es otro. Antes de entrar en materia debo agradecer el gesto afectuoso de
las personas que han solicitado ser incluidas en la lista de las que reciben
esta columna en su buzón de correo electrónico. A los que deseen formar parte
de los grupos de Nuestro Idioma, solo deben manifestarlo a través de la dirección que aparece a pie de este escrito. Deberán colocar su nombre completo e indicar el lugar
de procedencia. Si antes la recibían y ahora no, también pueden manifestarlo.
La
redundancia en la expresión implica un defecto de demasía, en que se usan ideas
o palabras inútiles por estar implicadas en el significado de otras. Es una
repetición formal viciosa, producto de la ignorancia, el automatismo expresivo
o la verborrea repetitiva. Debe distinguirse de la repetición artística o
enfática, que se denomina pleonasmo. La mejor forma de evitarla es la lectura,
para familiarizarse con las palabras y poder utilizarlas en diferentes
contextos. Un ejemplo que ilustra la diferencia
entre redundancia y pleonasmo podemos
encontrarlo en la frase “Yo mismo lo vi, con mis propios ojos”. Con ella se
refuerza de manera especial el hecho de
haber visto algo directamente, sin intermediarios. Las palabras superfluas son
"yo mismo" y "con mis propios ojos", puesto que están
contenidas en la forma verbal vi. Están usadas con un sentido repetitivo
intencional, para destacar o dar énfasis a lo expresado, pues es lógico que
nadie puede prestarnos ojos para ver. Pero si decimos: “Las pupilas del iris de mis
ojos están dañadas” o “El pabellón de la oreja”, empleamos términos inútiles,
redundantes, pues no añaden nada desde el punto de vista intencional. Las
expresiones estarían bien así: “Mis pupilas están dañadas” y “pabellón del
oído, pues pupilas e iris son la misma cosa, y pabellón es oreja. Hay quienes,
en lugar de redundancia, dicen rebundancia.
Una expresión redundante que se ha
puesto de moda a proposito de la implementación del denominado Gobierno de la Eficiencia en la Calle, es
“enmarcado” o enmarcada dentro”, usada por muchos redactores descuidados, para referirse a las actividades que derivan
de esa modalidad. Es común y corriente leer u oír: “Enmarcado dentro del
Gobierno de Eficiencia en la Calle, se llevó a cabo el abordaje de los barrios
de la zona sur de Acarigua”. Es una frase viciada, toda vez que al estar
enmarcado, se sobrentiende que es dentro de algo. Con escribir en el marco,
basta.
Cuando alguien dice: “En mi opinión personal, el discurso fue aburrido”, incurre en redundancia, dado
que si es mí opinión, no puede ser la de
los demás. Igual ocurre con: “La víctima tuvo una hemorragia de sangre”, pues ¿de
qué podrían ser las hemorragias si no
son de sangre? Pero hay redundancias que producen risa, pero la
risa de un chiste bobo, como: “Con la compra de este paquete, recibirás, completamente gratis, un regalo de
Elizabeth Arden”. Aquí la redundancia es doble, dado que, si es un regalo, debe ser gratis; y si es
gratis, debe serlo completamente. Algunas agencias de viajes recomiendan hacer las
reservaciones por adelantado, lo cual, aparte de redundancia, es algo
más que una idiotez. Es imposible hacer
las reservaciones después del viaje. Reservar con tiempo es otra cosa.
Otras redundancias están en "constelación de
estrellas", “lapso de tiempo” y “quiero darles un saludo un saludo de
bienvenida”. Todas las constelaciones son de estrellas, los lapsos son de
tiempo y los saludos son de bienvenida, pues la despedida es solo eso:
despedida. Existen las frases “raudo y veloz” “íngrimo y solo”, “feliz y contento”, en apariencia
redundantes; pero se las usa de esa manera, para para darles fuerza a la
expresión. Es lo que los gramáticos llaman repetición artística o enfática que
en algunos casos puede convertirse en figura retórica. Es lo que se denomina
pleonasmo.
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