¡Echemos números!

¡echemos números!

     Durante mi época de estudiante de secundaria, mis calificaciones en Matemáticas nunca fueron sobresalientes, pues me preparaba solo para aprobar los exámenes, mas no para aprender, pues  siempre tuve facilidad para redacción. De hecho, era el responsable de escribir la introducción y conclusiones de los trabajos en grupo. Durante mi estada en la Escuela Técnica Industrial de Acarigua, en la que cursé mi bachillerato, conocí al “Viejo Martínez”, como cariñosamente llamábamos al profesor Reinaldo, gran conocedor de la gramática y la lingüística y articulista de prensa. Al percatarse de mi inquietud por la escritura, se dedicó a brindarme los fundamentos. Al cabo de poco tiempo escribí mi primer  artículo, precisamente para este diario, cuando estaba  dirigido por Alberto Santeliz, y yo, por supuesto, era apenas un adolescente. Luego de allí continúe escribiendo hasta convertirme de forma autodidáctica en un  estudioso del lenguaje.  
     Pese al “terror” que me producen los números,  en una ocasión les dediqué un artículo, y hoy  vuelvo sobre el tema, habida cuenta de la gran cantidad de impropiedades en las que incurren muchos redactores descuidados. Este será un breve repaso, pues el tema es bastante amplio, y muchos autores, en lugar de aclarar el asunto, lo hacen más complicado, incluida la Real Academia Española. 
     De una manera muy sencilla y sin complicaciones matemáticas ni lingüísticas,  los números se expresan en cifras  o en letras, y para entender eso, no es necesario ser Magister Scientiarum. Su  composición en letras sugiere  distintos tipos, que dependen de lo que el número quiera expresar. Estos  son: cardinales, decimales, ordinales y partitivos. Para los cardinales, los más usados en la escritura, existen algunas reglas ortográficas: del 1 al 29  se escriben juntos: dieciséis,  diecinueve, veintisiete. A partir del 30 los números se dividen en su escritura: treinta y uno, cuarenta y ocho, cincuenta y cinco, etc. Como dato curioso, dieciséis, veintidós, veintitrés  y veintiséis, son los únicos números ordinales que llevan tilde. Además, si a alguien le piden que escriba, por ejemplo, 50  palabras que no lleven la letra ele (“L”), puede apelar a los números, toda vez que la llevan de mil en adelante. Los números a partir de cien pueden ser declinados en femenino o masculino. Para convertir a cientos, los que terminan con la letra “s”, se escriben con “sc”, nunca se omite la “s”. Por ejemplo: doscientos, trescientos, seiscientos. Entiéndase por número ordinal aquel que indica el número o cantidad de elementos de un conjunto, sea esta cantidad finita o infinita.  
     También es importante destacar que el uso de letra o número para expresar una cifra depende del tipo de escrito, público y finalidad. Por ejemplo, para un ensayo impreso, como regla básica antigua,  las cifras de un solo dígito (0-9) se deben escribir con letra; a partir del 19 se pueden usar números para facilitar interpretación. Para los años siempre se utilizará números: “En 1987 hubo significativos cambios”, aunque en muchas ocasiones, el uso de números o letras depende de estilo del autor. En textos literarios suelen escribirse los números con palabras, para no interrumpir la lectura; en textos académicos y técnicos,  resulta más efectivo y más corto escribirlos con cifras, que se ubican con más facilidad. Pero en la redacción periodística conviene usarlos de manera equilibrada, en aras de no hacer pesada la lectura.
     No es visualmente correcto y pudiera resultar antiestético, iniciar un renglón (antetítulo, titulo, sumario, intertítulo, leyenda)  con números, por lo que es preferible hacerlo con letras: “Las 587 personas entrevistadas recibieron la aprobación para ir a la segunda fase del examen”. Sin embargo, eso depende del estilo que haya adoptado el medio. Las cifras imprecisas, según recomendación de los manuales de estilo de los  más prestigiosos periódicos del  mundo, con base en lo que establece la Real Academia Española, deben ir en letras, independientemente de la cantidad. A todas esas, se debe escribir: “Aproximadamente quinientas personas fueron beneficiadas con la jornada de Pdval”, dado que al utilizar el adverbio “aproximadamente”, la cifra tiene una connotación de inexactitud.
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