¡No te comas la coma! (I)
Siempre he sostenido que para escribir
con claridad y precisión, es fundamental conocer las palabras por la índole del
acento, saber qué función cumple cada una de ellas en la oración y manejar con facilidad los
signos de puntuación. Si estamos en capacidad de definir qué es una palabra
aguda, grave o esdrújula; si no nos es difícil hacer un
breve análisis gramatical; y si sabemos usar los signos de puntuación, tendremos la oportunidad de ser un excelente redactor.
Hace dos semanas concluyó una serie de cinco artículos sobre la acentuación de
las palabras, y lo hice de propósito, en virtud de la gran cantidad de errores
que se comenten por desconocimiento. Hay profesionales de la comunicación
social, profesores, abogados y en otras áreas, que sencillamente no tienen idea
de lo que son las palabras por la
entonación, y menos aun conocen el uso de los signos de puntuación, y sin
embargo poseen el título que los acredita
para ejercer sus oficios, lo cual habla por sí solo de su calidad profesional. Mostrare en esta serie ejemplos claros y sencillos sobre el uso y el
no uso de este signo tan importante, recopilados de varios textos de autores
mexicanos y españoles, que conviene
manejarlos con facilidad para entender lo que leemos y darle sentido a lo que
escribimos.
Se usa coma para separar los
elementos sencillos de una enumeración, excepto el último, cuando va precedido
por una conjunción coordinante (y, e, ni, o, u): “El examen incluirá los
conceptos retóricos de Aristóteles, Cicerón, Quintiliano, Perelman, Beristáin,
Barthes y Reyes”. Se emplea para separar
la aposición del sustantivo: “José Moreno de Alba, presidente de la Academia
Mexicana de la Lengua, escribió el libro Minucias del lenguaje”; “Escribimos
una carta a Carmen Bastida, la profesora de español”. También se usa coma para separar
el vocativo del resto de la oración: “Vendes caro tu amor, aventurera”; “Sube,
Pelayo, sube”; “¿De dónde eres, Blanquita?”. Sobre este punto he hablado con muchos diaristas y les he
explicado detalladamente; pero siguen incurriendo en las mismas impropiedades.
No está demás recordarles que vocativo es un caso que se emplea para
identificar el nombre al que se dirige la persona que habla. Se encuentra en
latín, polaco, lituano y otras lenguas. Cuando se utiliza un vocativo, el
elemento a quien se dirige el hablante se expone, directamente. Por ejemplo, en
la oración, “No te entiendo, Juan”, Juan es un vocativo que indica el receptor
del mensaje, o persona a quien el hablante se dirige.
Se usa coma para sustituir un verbo (ya
mencionado o sobreentendido): “¿Tú, en casa a estas horas?”; “Julián preparó los pasapalos; Mariana, las
bebidas”. Para separar oraciones de relativo explicativas, pero no
especificativas, debe usarse coma: “El viejo y el mar, que me encargaste ayer,
ya se agotó en todas las librerías”.
Se usa coma cuando se altera el orden
convencional de la oración. En el siguiente ejemplo, el orden convencional es: “Benjamín
dejó un recado para Victoria en la mesa de la cocina”. El orden alterado es: “En
la mesa de la cocina, para Victoria, Benjamín dejó un recado”. El empleo de
este signo es fundamental para separar marcadores discursivos: “Tu propuesta,
por supuesto, será tomada en cuenta”; “La tecnología influye, por ejemplo, en
el estilo de aprendizaje de quien la utiliza”. Antes de conjunciones
adversativas debe ir coma: “Lo intentamos, mas no fue posible”; “Lo seguí por
toda la ciudad, pero le perdí la pista en el centro comercial”; “Es un día
soleado, sin embargo hace frío”. Ante
conjunciones consecutivas debe coma: “Te lo traje, porque pensé que te gustaría”;
“Debes seguir estas instrucciones al pie de la letra, ya que esa sustancia
puede ser peligrosa”. Se usa coma antes de “pues”, si es conjunción causativa:
“Hay que salir más temprano hoy, pues es viernes y suele haber mucho tránsito”;
“Trabajaron toda la noche, pues debían entregar el reporte a primera hora”. Se
usa coma antes y después de “pues”, si es conjunción continuativa: “Te digo,
pues, que no conseguimos nada”. Se usa coma para separar la aposición de un
sustantivo del resto de la oración: “Luis Estrada, el director de la película,
obligó a los actores a repetir la escena”.
En la entrega del venidero lunes
continuaré mostrando ejemplos sobre el uso y el no uso de la coma, y hare hincapié en los casos del vocativo y en el de las frases
incidentales, que son –a mi entender-, los que mayores dificultades presentan
en personas que cuyo herramienta básica
de trabajo es el lenguaje escrito, sobre todo en periodistas.
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nuestroidoma65.blogspot.com
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