¡no
te comas la coma! (y III)
al
profesor Pablo Pacheco Montoya
Concluye esta
serie de tres artículos dedicados al uso
de la coma, en los que ha habido ejemplos claros y sencillos sobre este signo
de puntuación que es uno de los que más dificultad les ofrece a las personas
que tienen por oficio la redacción de textos. Se hizo hincapié en dos casos en los que más se incurre en mal uso, como el vocativo y las frases parentéticas o incidentales, con
la finalidad de aclarar dudas, como ha sido siempre la intención
de esta columna. Hoy hablaré de otros
usos y mostraré casos de formas
inadecuadas; pero antes debo aclarar que los verbos concienciar y
concientizar pueden usarse indistintamente, toda vez que ambos aluden a la
misma idea que se desea expresar. Hago esta observación en virtud de que he
oído a estudiantes decir que algunos profesores les prohíben que digan
concientizar, y les sugieren que deben usar concienciar, dizque porque la
primera no corresponde con lo que se desea expresar.
Es lamentable que un educador o
educadora tenga ese criterio tan pobre, y es más lamentable aun, que el alumno
reciba una enseñanza basada en la ignorancia, pues solo bastaría que el profesor o
profesora revisara la vigésima
segunda edición del Drae, para que se diera cuenta de la gran estupidez en que incurre por no leer. Siempre uso
concientizar, porque en analogía con otros verbos, es más propio para expresar
la idea de que de crear conciencia. Con respecto a la palabra alumno también
hay una suerte de prohibición, porque supuestamente esta significa sin luz y
contradice lo que con ella se desea
expresar; pero es un tema que trataré en otra ocasión.
Se usa coma antes y después de toda
palabra o frase corta que esté antepuesta, o interrumpa momentáneamente el
sentido de la oración. Entre estas palabras están los adverbios: naturalmente,
desgraciadamente, ciertamente, etc., y las frases: en general, por ejemplo, en
síntesis, en consecuencia, por desgracia: “Naturalmente, deberías haber venido
más temprano”; “Lo que te digo, en
síntesis, es que no tengo tiempo”; “Hubo destrozos a las instalaciones
educativas, y en consecuencia, mañana no habrá clases”; “El alumno obtuvo buen
promedio; pero por desgracia, no fue suficiente para convencer al jurado”.
Para separar frases coordinadas que
debieran llevar la conjunción “y”; sin embargo, no la llevan. Este estilo
sintáctico se llama asíndeton: “Un verde prado se extendía, un viento fresco
mecía las hojas de unos pocos árboles, el estanque espejeaba los rayos del
sol”. Antes y después de la conjunción “y” que enlaza dos oraciones
coordinadas. Este caso es otro de los
que más confusión ofrece, y hay quienes afirman que la referida conjunción
sustituye a la coma, lo cual no es cierto. No hay regla fija para su uso; pero
existe una norma que permite el empleo de la coma antes de “y” cuando dos oraciones
coordinadas y unidas por “y” sean perfectamente separables: “Pedro vino, y tú
te fuiste al parque”. Cuando una de las dos frases es afirmativa y la otra
negativa: “Fui, y no conseguí nada”. Cuando el sujeto es el mismo en las dos
oraciones, aunque no es obligatorio: “El vino, y recitó sus poemas” y “El vino
y recitó sus poemas”. La coma se combina con punto y coma cuando sea necesario
separar el nombre del cargo u oficio: José Pérez, director; Nicolasa González,
jefa de Prensa; Arturo Peña, coordinador. Debe tenerse presente que el nombre
se separa del cargo con coma, y este del
nombre con punto y coma. Así me lo
enseñó el “Viejo Martínez” en la siempre recordada Escuela Técnica Industrial
Acarigua, por allá por los años ochenta, que de eso sabía algo.
Se cierra el tema del uso de las comas con ejemplos sobre contextos en
los que no debe ir. En Consecuencia, no se colocará de “y” cuando une las
partes de una oración y no oraciones separadas: “Pedro y Juan cantaron”. No se
colocará coma antes de la “y” que separa
el último elemento de una serie: Compramos botas, camisas y medias”. No se usa coma entre sujeto y predicado: “El
director del proyecto editorial, dirigirá unas palabras a los participantes”.
Entre un sustantivo y el adjetivo que lo califica: “El automóvil, azul es de
Luisa Fernanda”. Entre un verbo y su
objeto directo: “Algunos de los invitados trajeron, botellas de vino”. Antes de paréntesis, corchete, raya o guión.
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