concordancia
gramatical
En varias ocasiones he escrito sobre
los aspectos fundamentales para redactar con propiedad, y lo he hecho motivado
por consultas y sugerencias de personas que utilizan el lenguaje como
herramienta básica de trabajo y que constantemente se preocupan por aclarar sus dudas, lo cual les permite avanzar
y adquirir facilidad en el manejo de la escritura. Siempre he dicho que
para escribir medianamente bien, es
indispensable conocer y poner en práctica ciertas reglas que al respecto han
sido establecidas por la Rae, en virtud de que tenga sentido lo que escribamos.
Es absolutamente necesario conocer las palabras por la índole de la entonación,
saber usar los signos de puntuación, además de poder distinguir las funciones
que cada palabra cumple dentro de la oración. Sobre eso he hablado muchas veces
y he escrito series de artículos en los que he mostrado ejemplos de casos de
uso diario, en aras de hacer más fácil la explicación. Sin embargo, poco me he
referido al caso de la conformidad de
accidentes entre dos o más palabras variables, es decir, la concordancia. Por
esa razón, hoy hablaré de tema, en función de brindar nociones elementales que
puedan ser útiles para evitar los usos inadecuados. Debo aclarar que el tema de
la concordancia es largo y aun complicado, por lo que lo que solo mostraré aspectos básicos que pudieran contribuir con dispar las
dudas.
La concordancia es fundamentalmente la correspondencia o conformidad de una cosa
con otra; pero desde el punto de vista gramatical, que es el que me ocupa, es
la igualdad de accidentes entre dos o más palabras variables. Se entiende por
accidente la modificación flexiva que experimentan las
palabras variables para expresar valores de alguna categoría gramatical, como
el género, el número, la persona o el tiempo. Tiene dos modalidades y unas reglas de uso que permiten
el manejo adecuado. Existe pues la concordancia nominal, que es la coincidencia
entre género y número, y la verbal, que es la coincidencia entre el verbo y el
sujeto. Hay otras modalidades de las que hoy no hablaré, dado que lejos de
aclarar dudas, pudieran complicar más el asunto. Hay autores que han
establecido varias reglas de concordancia, lo cual –a mi entender-, son
apreciaciones muy personales que no añaden mayor cosa.
Por reglas generales, la coordinación
de dos o más sustantivos o pronombres en singular, siempre que cada uno de
ellos se refiera a un ente distinto, forma un grupo que concuerda en plural con
el adjetivo o el pronombre, o con el verbo del que son sujeto: “Retiraron la carpa y la cama usadas durante tres meses”; “El oxígeno, el
hidrógeno y el carbono los proporciona el medio”; “La sal y el agua son gratis”.
La coordinación de dos o más sustantivos o pronombres de diferente género gramatical
forma un grupo que concuerda en masculino con el adjetivo o con el pronombre: “Se
fríen las pechugas junto con la cebolla
y el ajo picados”; “Ahora la casa y el jardín eran otros”.
Me ha llamado poderosamente la
atención el caso de un error de concordancia que comienza a ser frecuente en la
redacción periodística, en los medios del estado Portuguesa, y es mi obligación
moral advertirlo en función de que sea corregido. En el lead de muchas notas de
prensa es común leer expresiones como:
“El Gobernador del estado, junto con la Defensora del Pueblo, visitaron el Museo de Bellas Artes”. Existe en la misma
una falta de elemental concordancia, toda
vez que las reglas y el sentido común sugieren que el verbo debe
concordar con el sujeto, que en este caso es el Gobernador. Pudiera ser que el
sujeto fuese la Defensora, para lo cual se aplica el mismo criterio. Muy
diferente es escribir: “El Gobernador y la Defensora del pueblo visitaron el
Museo de Bellas Artes”.
Con frecuencia se plantean muchas dudas sobre si usar singular o plural cuando
aparece la estructura sujeto de cuantificador más “de” y sustantivo en plural.
Los sustantivos cuantificadores son aquellos que, siendo singulares, designan
una pluralidad de seres de cualquier clase. La clase se especifica mediante un
complemento con “de”, cuyo núcleo es, normalmente, un sustantivo en plural: “La
mitad de los animales”, “La mayoría de los profesores”, “El resto de los libros”,
“El diez por ciento de los votantes”, “Un grupo de alumnos”, “Infinidad de
amigos”, “Multitud de problemas”, etc. La mayor parte de estos cuantificadores
admiten la concordancia con el verbo tanto en singular como en plural, dependiendo
de si se juzga como núcleo del sujeto el cuantificador singular o el sustantivo
en plural que especifica su referencia. Generalmente, la concordancia se
establece en plural. Por tanto, es
correcto escribir: “La mayoría de médicos no ha secundado el paro” y también lo
es “La mayoría de médicos no han secundado el paro”. En estos casos se aplica
una figura retórica llamada silepsis, que establece la concordancia por el
sentido lógico y no por las reglas.
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