el
verbo aplicar (y II)
La semana pasada les
hablé del mal uso del verbo aplicar, común en los medios de comunicación y por
supuesto en el habla cotidiana, motivado
por el inmenso poder inductivo que estos ejercen. Me referí ampliamente a la
confusión del referido verbo con validez, lo cual ha dado cabida a expresiones
como: “Tus criterios no aplican en este caso” o “Apliqué por un cargo en la
universidad”. En el primer ejemplo el sujeto es “tus criterios”, y como aplicar
es un verbo transitivo, falta el complemento directo y surge sobre la pregunta:
¿qué es lo que tus criterios no aplican? En el segundo caso el sujeto es “apliqué”,
y da pie para preguntar: ¿qué es lo que aplicaste? Quienes no pudieron leer el artículo, podrán
hacerlo al ingresar a nuestroidioma65@blogspot.com
o @nuestroidioma65. También podrán encontrarlo en Facebook. Me es grato
anunciarles que Nuestro Idioma próximamente estará todos los lunes en un periódico digital que ha comenzado a dar
sus primeros pasos en la capital de Portuguesa, lo cual me honra y me
compromete aun más en esta noble misión de seguir mostrando las impropiedades
lingüísticas y sus soluciones.
Hoy culminaré esta serie de dos artículos con el
tema del empleo inadecuado de aplicar en el lenguaje
publicitario; pero antes debo responder
una inquietud colectiva sobre el uso de la sangría (no la que algunos toman,
sino la tipográfica). Muchos preguntan
si es necesario dejar un espacio al comenzar cualquier escrito, tal como nos lo
enseñaron en la escuela primaria, pues se ha impuesto la forma contraria, es
decir, no dejar espacio. En ambos casos
no hay incorrección, solo que dejar espacio es la forma española, y no dejarlo,
la inglesa. Sangría, entre otras
definiciones, es empezar un renglón más adentro que los otros,
y es más que todo un asunto tipográfico y no lingüístico. Yo
uso la forma española, y de hecho todos mis escritos se distinguen por
ese aspecto. ¿Usted cuál prefiere?
Es muy recurrente que en promociones
comerciales de radio y televisión, sobre todo cuando mencionan ofertas, se
hable de que “ciertas condiciones aplican”, lo cual induce a preguntar quién o
quiénes aplican esas condiciones, pues como se sabe, el verbo aplicar es
transitivo y sugiere que la acción recaiga sobre el sujeto que ejecuta la
acción. Se entiende claramente que lo
que quieren decir es “se aplican condiciones” o en todo caso, que hay
restricciones en el aprovechamiento de la o las ofertas, solo que utilizan el
verbo de forma inadecuada. Ahora, bien el origen de este despropósito está en
el hecho de que los que redactan menciones publicitarias, que en muchos casos
se autodenominan creativos, desconocen
la naturaleza de las palabras y por ende ignoran la función que cada una debe
cumplir en la oración. Otros lo hacen
por simple y burda imitación del inglés, lo cual es aun más grave, sobre todo ahora cuando se
propugna el nacionalismo y se le da preferencia a lo nuestro. Y el problema no es exclusivo de Venezuela, dado que en
otros países de América existen situaciones similares, como lo demuestra el
catedrático mexicano Sandro Cohen, que en su libro Redacción sin dolor, hace
una severa crítica y expone los criterios sobre los que debería actuarse para
lograr que la redacción sea más precisa. “Al usar “aplicar” como se usa en
inglés, solo se enturbia el sentido de lo que escribimos, porque lo entendemos
de primera instancia como siempre se ha empleado en español…”
Les había prometido mostrarles más
ejemplos sobre el uso adecuado del verbo
aplicar; pero al revisar el tema, caí en
cuenta de que no es necesario, pues solo
basta tener en presente que utilizarlo
como sinónimo de solicitar, aparte de que es una ridiculez, es un anglicismo
que debemos evitar, si en realidad estamos conscientes de la necesidad de
preservar la unidad lingüística de nuestro idioma. En
vez de decir o escribir: "Apliqué a una beca para estudiar”, debemos decir
o escribir: "Solicité una beca para estudiar”; y en vez de decir o
escribir: "Sírvase llenar esta aplicación", será mucho más correcto y
propio: "Sírvase llenar este formulario de solicitud (o esta
solicitud)". Lo recomendable es desterrar el mal uso de aplicar con el
sentido de solicitar, sin que esto signifique, por supuesto, un rechazo a los
extranjerismos, de lo cual he hablado suficientemente en esta columna y nada
tiene que ver con lo comentado en esta entrega.
Sería interesante que, en aras de
hacer un uso adecuado el idioma español, se le hiciera una revisión al sistema
educativo, para que la enseñanza de la lengua materna sea incluida en todos
niveles de la educación, y evitar así que haya médicos, abogados, ingenieros
y arquitectos muy brillantes en su
profesión; pero fatales en lenguaje. En el campo de la Comunicación Social la
herramienta básica es sin dudas el lenguaje, y quien no tenga facilidad en el
manejo, enfrentará serios obstáculos.
dfigueroa64@gmail.com
@nuestroidioma65
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