Casos puntuales
casos
puntuales (I)
La experiencia acumulada en estos casi
veinte años de Nuestro Idioma me han permitido, entre otras cosas, adquirir
gran facilidad en el manejo de las cuestiones lingüísticas, siempre bajo la
óptica de un aficionado del buen decir, pues nunca he pretendido dictar
cátedra. A lo largo de este tiempo he comentado casos en los que más se incurre
en impropiedad, unos mostrados de forma espontánea y otros por petición de personas
que siguen esta columna de forma regular
y la han adoptado como una guía para disipar las dudas en cuanto a redacción y
pronunciación, lo cual ha significado mí, mayor compromiso y dedicación en la búsq ueda de las respuestas a las inquietudes
planteadas. Ha sido necesario volver sobre el mismo tema en varias ocasiones, dada
la recurrencia en el error, muy a pesar de que las explicaciones han sido
claras y sencillas.
El mal uso del gerundio, el de las palabras con
significado diferente y los signos de puntuación son –a mi entender-, los
defectos más comunes en los medios de comunicación. Sobre el primero ya perdí
la cuenta de las veces en las que he escrito, sin contar los talleres y charlas,
dirigidas a comunicadores sociales. En cuanto a los signos de puntuación y las
palabras que se les da un uso inapropiado, también he dedicado gran centimetraje,
y aun así, siguen los errores. Hoy voy a referirme a varios casos ya tratados, pues he considerado prudente dar un repaso al uso de las comillas, a la forma de expresar la
hora, las disculpas y a la palabra maestrante. Antes
acuso recibo de una amable misiva de
Emigdio Durán con una interesante inquietud relacionada con las comillas. Emigdio
es paisano y fue vecino mis tiempos de mis tiempos de adolescente.
Se ha puesto de moda el uso excesivo
de las comillas, aun cuando estas tienen dos fundamentales: para indicar una
cita textual y para ironizar una palabra o frase. Los demás son usos
diacríticos y muchas veces arbitrarios. Si alguien escribe doctor, abogado,
ingeniero, etc., y los coloca entre
comillas, es obvio que el sentido es irónico. Con respeto a las citas textuales
no debe haber ninguna duda pues, si precisamos de colocar una frase o
pensamiento que no es nuestro, lo correcto y cortés es que vaya entre comillas.
Ahora, se ha puesto de moda colocarle comillas a los nombres de instituciones y
actividades que llevan nombre de personas, y es ahí donde quiero llegar, en
virtud de advertir sobre un vicio que se ha arraigado y que vale la pena conocer
para evitar impropiedades. Es necesario saber que cuando el nombre de una entidad o
asociación contiene uno específico constituido por un nombre propio (muy
a menudo se trata del nombre y apellido de una persona), este no se marca con
comillas: “La Escuela Monseñor Unda es
una institución modelo en Educación Media”. Sin embargo, cuando el nombre específico es
una expresión de otro tipo, especialmente si no tiene carácter nominal, lo habitual es escribir esta expresión entre
comillas: Centro de Formación “Virtud
y Honor”. En tal sentido, debemos escribir: “Hoy no habrá clases en la Escuela Básica Monseñor Unda”; “Mañana darán
a conocer los ganadores del Premio Policarpo Silva”; “En febrero comenzará la
remodelación del Estadio Bachiller Julio
Hernández Molina de Araure”, etc. Nótese que en estos ejemplos
las comillas encierran la cita textual y no el nombre, en cumplimiento
de uno de los usos. Cuando en una frase textual (que por supuesto debe ir en
comillas) es necesario colocar más comillas, estas deben ser sencillas: “El Centro
de Formación ‘Virtud y Honor’ abrió (no aperturó) proceso de inscripción”.
En cuanto a la inquietud del ingeniero
Durán, la solución es sencilla, pues las cantidades no se colocan entre
comillas, salvo en casos en los que por alguna razón particular debamos
hacerlo. Respecto de la forma de expresar
la hora, existen dos formas que se pueden ilustrar con estos ejemplos: “Hoy a
las 05:30 p.m., comenzará la audiencia” y “Hoy a las 5 de la tarde, comenzará…”
Esta última forma es usada en la
redacción periodística, en función de evitar elementos que ajen y envilezcan la
lectura.
En relación con pedir y dar disculpas,
la polémica se ha entendido y han surgido tres bandos: los que dicen que las disculpas se piden,
los que argumentan que estas sola se dan, y los que defienden la tesis de que
las disculpas se piden y se dan. Yo estoy en este último y la venidera semana les diré por qué y
trataré de satisfacer la inquietud de Pablo Rangel y Alí Acosta sobre la palabra
maestrante.
@nuestroidioma65
nuestroidiomablogspot.com
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