Errores y horrores
Errores
y horrores
Algunos estudiosos del
idioma aseguran que escribir correctamente no es una gran virtud, pero no
hacerlo, es un gran defecto que denota poca preocupación en el uso correcto. Con
lo primero no estoy de acuerdo, pues escribir con propiedad es una característica
que muy pocas personas poseen, que
proporciona gran estima y confiere distinción ante aquellas que por diversos factores, sus
errores se tornan en horrores. Hay quienes escriben avril, estasionamiento,
felisidad, paiz, univercidad, en lugar de abril estacionamiento, felicidad,
país y universidad. Poseen una verdadera antología del disparate, con el
agravante de que no lo admiten. En el caso de los errores ortográficos, lo
primero que debe hacerse para eliminarlos, es aceptar que se tienen, pues de lo contrario,
jamás podremos librarnos del estigma de una mala escritura. Hoy voy a mostrarles otra pequeña lista de los errores más comunes en la escritura
cotidiana y en nuestros medios de
comunicación del siglo XXI; pero antes debo admitir uno en el que incurrí en la
entrega anterior y que quizás muchos lo captaron;
pero solo mi amigo y paisano, el periodista Grossman Parra Pinto, tuvo la gentileza de comunicármelo.
En efecto, cuando quise ampliar el
comentario del mal uso de la preposición “a” en ejemplos como: “el enemigo a
batir somos nosotros”, “ese es el modelo a seguir” y “los puntos a tratar serán la lectura del acta
de la sesión anterior y elección del nuevo delegado”, en lugar de “por”, anuncié
“de”, aunque en los ejemplos sí usé la
forma adecuada, y he allí el error,
cuestionable desde todo punto de vista, dado que debí revisar con mayor
dedicación. No pude evitar que fuese publicado en este medio, mas tuve la
ocasión de corregir el texto para publicarlo en Facebook, para
archivarlo en mi blog y para reenviárselo a los amigos a los que de
forma regular les hago llegar mi columna por correo electrónico. ¡Gracias,
Grossman!
Hay quienes confunden ay con ahí y hay. Muchos
ignoran que son diferentes. La primera
es una interjección que puede usarse para expresar dolor, placer o sorpresa:
“¡Ay, qué problema! La segunda es un
adverbio de lugar: “Ahí se reúnen todos los días. La tercera es una conjugación
del verbo haber: “En este momento no hay energía eléctrica”. Son, como habrán
podido ver, tres casos sencillos, y si alguien que se precie de ser comunicador
social no puede distinguirlos, deja ver
sus pocos conocimientos gramaticales, esenciales para escribir bien y ejercer
el oficio con eficiencia y eficacia. También generan confusión el verbo haber y
la secuencia de la preposición “a” más el infinitivo verbal ver. No es lo mismo
decir: “Voy a ver qué hago por ti”, que: “Tiene que haber una solución”.
Haya, allá y halla son otros elementos con
los que los redactores tropiezan a diario y muchos incurren en usos
inadecuados. Les digo que haya es un árbol
cuya madera es blanca, con la cual se
fabrican muebles, y haya es también conjugación del verbo haber. Allá se
refiere, al igual que ahí, a un lugar; mientras que halla es una forma conjugada del verbo hallar (sinónimo de
encontrar).
Quizás las palabras que más se utilizan de
forma inadecuada, son valla y vaya. La primera es sinónimo de aviso, cartel,
barrera; mientras que vaya es una inflexión del verbo ir: “Le estoy pidiendo que vaya a
pintar la valla, pero no me hace caso”. Más cuestionable aun, es confundir “esta” con “está”, muy frecuente
en el periodismo institucional de hoy día. Si los que incurren en el
despropósito se preocuparan un poquito por repasar lo que vieron en
bachillerato y en los primeros semestres de Comunicación Social, se habrían
percatado de que “esta”, entre otras funciones, desempeña la de determinante
demostrativo femenino singular: “Esta calle está llena de gente”; en tanto que “está”
es la tercera persona del singular del presente de indicativo del verbo estar:
“El niño está jugando en el jardín”. ¿Difícil?
dfigueroa64@gmail.com
@nuestroidioma65
nuestroidioma65.blogspot.com
Comentarios
Publicar un comentario