¡Y comenzaron los juegos!
¡Y
comenzaron los juegos!
Julio y agosto de 2016,
aparte de lluviosos, han sido meses deportivos. Primero la Copa América del
Centenario, luego la Eurocopa y ahora los Juegos Olímpicos en su trigésima
primera edición, que como se sabe, se escenifican en Río de Janeiro, capital
del estado de mismo nombre, ubicada al sureste de Brasil. Ese lugar se
caracteriza por ser la segunda ciudad más poblada y por ostentar el mayor
tráfico internacional de turismo del país, y además, desde el viernes se
convirtió en la primera ciudad olímpica de América del Sur. Desde antes de
Cristo se llevaban a cabo por los antiguos griegos los juegos en Olimpia, de
allí su nombre. La paternidad de la versión moderna se le atribuye a Pierre de Fredy,
barón de Coubertin. Son el mayor evento deportivo internacional
multidisciplinario en el que participan atletas de diversas partes del mundo.
Se jugaron por primera vez en Atenas, capital de Grecia, a partir del 6 de
abril de 1896 y desde esa fecha solo en tres ocasiones no se han realizado:
1916, 1940 y 1944. Es un evento que genera informaciones antes, durante y
después, por lo que hoy mostraré algunas claves para la redacción adecuada, en
virtud de las dudas que existen al respecto, incluso en medios de comunicación
de gran prestigio, nacionales e internacionales.
Lo primero que hay que acotar es que se
escribe Río de Janeiro, con tilde, pues es el nombre apropiado en español. Se
pronuncia “rrío de janeiro”, y no “rrío de yanéiro”, como pronuncian algunos, por
imitación de la pronunciación en portugués. Olimpiadas es igual que juegos olímpicos,
dado que uno de los significados del término olimpiada u olimpíada es “competición
deportiva mundial que se celebra cada cuatro años en un lugar previamente
determinado”. Puede emplearse indistintamente olimpiada u olimpíada (con acentuación
grave o esdrújula, según el gusto), tanto en singular como en plural.
Estos son los trigésimos primeros (no
trigésimo primeros), ya que los ordinales que se escriben en dos palabras
tienen variación de género y número en ambos componentes. Por esa misma razón,
cuando se usa el término olimpiadas u olimpíadas, lo adecuado es referirse a
ellas como las trigésimas primeras. El adjetivo adecuado para nombrar a los
juegos en los que los participantes son personas con discapacidades, es paralímpico,
no paraolímpico ni parolímpico, según el Diccionario Panhispánico de Dudas. En
tal sentido, son válidas las formas Juegos Paralímpicos y Paralimpiadas. Con
relación a las instalaciones, se traducen al español los elementos descriptivos
y los topónimos que tienen hispanización asentada: Centro Acuático de Pentatlón
Moderno, Estadio Olímpico João Havelange, Estadio de Maracaná, laguna Rodrigo
de Freitas (con minúscula en laguna, por ser una entidad geográfica).
El momento más esperado, sin dudas, es y
será el encendido del pebetero. Por eso, muchas personas, entre las que me
incluyo, están pendientes para no perderse detalles. Y como antes les hablé de
la Olimpíada de Barcelona 1992, cabe destacar que, en opinión de periodistas
calificados, y para mi gusto, el encendido del pebetero en esa edición ha sido
el más impresionante de todos los tiempos. Luego de un largo recorrido por
varias ciudades de España, el 24 de julio por la noche, la antorcha llegó a
Barcelona desde Palma de Mallorca. Al día siguiente entró al Estadio Olímpico.
Allí, el atleta paralímpico Antonio Rebollo, luego de tomar el último relevo, encendió
el pebetero por medio de un lanzamiento certero con su arco, lo que dejó a
muchos boquiabiertos, para dejar inaugurados los Juegos Olímpicos de esa ciudad
española.
En la ceremonia de Río, aparte de que fue
muy larga, el momento cumbre, es decir el fuego inaugural, no tuvo nada de
impresionante. Hubo música, historia, derroche de tecnología y belleza, como
era de esperarse de un país como Brasil, aparte de un mensaje de hermandad y
conciencia ecológica en una nación que los necesita más que nunca. Me gustó
bastante la escena de la “Chica de Ipanema”, personificada por la supermodelo
Gisele Bündchen. Aun así, en mi opinión y en la de otras personas, el encendido
del pebetero en la ceremonia de apertura de Barcelona se mantiene imbatible. ¿Usted
qué opina?
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