varias
dudas (I)
A Nohelia Rojas
En los días más recientes me he
encontrado en varias ocasiones con mi amigo y profesor Benjamín Parada Herrera,
con quien he tenido el placer de
conversar sobre temas lingüísticos y periodísticos, pues como sabemos, Benjamín
es un excelente periodista, locutor y docente universitario, de quien he
aprendido lo poco que conozco del noble oficio del diarismo. En uno de esos encuentros informales surgió la inquietud
sobre el empleo correcto del pronombre personal “se”, en virtud de algunos avisos en los que anuncia la venta de objetos, y citamos por el ejemplo
el caso de las bicicletas. Sobre el tema ya había conversado con mi amigo y
paisano Grossman Parra Pinto, quien
también es un preocupado por el buen decir. Luego de indagar para dar
una respuesta que satisfaga la inquietud del periodista guanariteño Benjamín
Parada Herrera, encontré que el caso es
un tanto complicado, sobre todo para tratarlo en un espacio limitado como este;
pero extraje lo más esencial. Adicional a ello, tocaré otros puntos que anteriormente
he comentado, y lo haré motivado por el
hecho de que esta columna es leída por muchos periodistas, locutores,
columnistas, abogados, educadores y otros profesionales cuya herramienta
cotidiana de trabajo es el lenguaje escrito y oral.
El pronombre personal “se” tiene
varios usos; pero como lo dije antes, solo tocaré lo concerniente al caso de
los avisos en los que se anuncia venta de objetos. En cuanto a se vende o se venden bicicletas, es necesario
advertir que el pronombre personal
“se”, sirve de incremento verbal que
indica el carácter pasivo de la oración, y se
usa solo en tercera persona: “Se venden carros”; “Se venden helados”;
“Se venden bicicletas”. Ahora, ¿también es válida la forma con el verbo en
singular (se vende)? Sí lo es, y para comprobarlo, solo debemos hacer la
conversión de la oración y hallaremos la respuesta: “Carros son vendidos”, “Helados son vendidos”
y “Bicicletas son vendidas”. Cosa muy
diferente es cuando leemos un aviso que dice: “Se
vende bicicleta” (verbo y sustantivo en singular), pues alguien pudiera pensar que se trata de una
sola bicicleta y es una venta ocasional, por lo que es recomendable no redactar
avisos ambiguos.
Los otros puntos que quiero tratar en
esta serie, son el mal empleo del sustantivo populoso, del
verbo conllevar, de la expresión “ropa casual”, amén de volver sobre el uso inadecuado
de algunas mayúsculas y minúsculas. Sobre esto último dediqué varios artículos
y quiero refrescar los conocimientos con
otros ejemplos sencillos sobre los casos más recurrentes.
Es inevitable que en las notas
informativas de comunidad, el redactor o redactora diga, por ejemplo: “Campo
Lindo es un populoso de Acarigua”, “Los
sectores populosos de Guanare serán atendidos en una jornada especial”. Indudablemente, la intención es decir que son conocidos,
sobresalientes, populares, solo que se usa el sustantivo que no corresponde.
Entre populoso y popular existe una diferencia que conviene saber, en función
de emplear el término correcto. Populoso es un lugar muy poblado, en tanto
que popular es algo “perteneciente o relativo al pueblo, que es peculiar del
pueblo o procede de él, propio de las clases sociales menos favorecidas, que
está al alcance de los menos dotados económica o culturalmente, que es estimado
o, al menos, conocido por el público en general, dicho de una forma de cultura
considerada por el pueblo propia y constitutiva de su tradición”. No es que no
se pueda hablar de sectores populosos, con el
entendido de que están súper poblados; pero si ese no es el caso,
sencillamente son populares y ya, como Campo Lindo, Reja de Guanare, El Algarrobo y
Villa Pastora en Acarigua, y La Peñita, La Arenosa, Maturín y la
Enriquera en Guanare. Un sector populoso
pudiera existir en Caracas, en Rio de Janeiro, Sao Pablo o en Ciudad de México.
Lo
del verbo conllevar es un vicio que se ha hecho común entre periodistas, y lo
lamentable es que se ha vuelto repetitivo
en aquellos que uno siempre se
los ha tenido como conocedores del asunto lingüístico. Si atendemos a lo que está establecido en el
Drae, nos daremos cuenta de que es una
cuestión sencilla. La mayoría de los redactores lo confunden con llevar, y en
tal sentido escriben, por ejemplo: “Las improvisaciones nos conllevan al fracaso”; “Todo esto nos conlleva a tomar
una decisión”; “La actuación del vocero conllevó a un gran escándalo”. En los
tres ejemplos el citado verbo está mal usado, pues conllevar, entre otras
cosas, significa contener comprender, abarcar. Se usa para significar que algo
va aparejado con una consecuencia, como cuando decimos: “El aumento del precio
del pasaje conlleva el riesgo de una explosión social”. Es decir, si aumenta el
pasaje, también aumenta la posibilidad de que haya una situación irregular que
altere la tranquilidad ciudadana.
@nuestroidioma65
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