Abdicar y renunciar
abdicar
y renunciar
Sin dudas que la atención del mundo sigue
centrada en el máximo evento del balompié organizado, y aunque han ocurrido
hechos noticiosos de gran relevancia, la cita de Brasil los ha opacado. Hace
varias semanas los medios internacionales anunciaron la decisión del rey Juan
Carlos, de apartarse de sus funciones y permitir que el príncipe Felipe le
diera continuidad a la monarquía española; pero eso quedó relegado a un segundo
plano o quizás más abajo, pues los amantes del fútbol seguimos imbuidos en la
fiesta de los goles, y sabemos que hasta hoy han sido eliminados España, Inglaterra, Camerún, Australia y
Bosnia, sin contar los que pudieran haber quedado fuera durante domingo, pues este
artículo fue redactado el sábado 21 de junio, luego del partido entre Bosnia y
Nigeria. La nota resaltante la pautó el legendario Miroslav Klose, quien empató el registro de más goles
en el máximo torneo de selecciones, en poder del brasileño Ronaldo. Sin embargo, lo de Juan Carlos no ha
pasado del todo inadvertido, pues habido
algo que llama la atención de los
preocupados por el buen decir y mucha gente se pregunta por qué los reyes
abdican y los demás seres humanos renuncian. Sobre esto, mi amigo y paisano
Thelmo Travieso me planteó sus dudas y
me sugirió que dedicara un comentario, en función de evitar equívocos.
La primera vez que oí la palabra abdicar,
fue en 1976, cuando la bella Elluz
Peraza, actriz y modelo, tras 36 horas de
haber sido coronada Miss Venezuela, entregó la corona para casarse. Eso generó noticias y hubo una
crónica cuyo título decía: “Elluz
Peraza: la bella que abdicó por amor”. La sucedió en el trono otra gran
belleza, como lo es Judith Castillo, quien a la postre resultó primera finalista en el
certamen Miss Universo de ese año, realizado en Hong Kong. Desde esa fecha hasta hoy no ha habido casos en los que haya sido necesario utilizar el término abdicar. El hoy papa emérito, Benedicto XVI, se separó de su cargo y el
hecho fue reseñado como una renuncia. Ahora, ¿por qué los papas renuncian y los
reyes abdican?
El pasado domingo 15 de junio del
corriente, el profesor Alexis Márquez Rodríguez publicó en su columna “La Palabra”, un comentario
sobre el tema, y muchas personas quedaron confundidas. Márquez Rodríguez mostró
la etimología de abdicar y renunciar, y aunque los definió claramente, a muchos
no les quedó claro el asunto. De
abdicar, el Drae registra: “Dicho de un rey o de un príncipe: Ceder su
soberanía o renunciar al ella”, en tanto que de renunciar dice: “Hacer dejación
voluntaria, dimisión o apartamiento de algo que se tiene o se puede tener”.
Si se analizan las dos palabras, se podrá
notar que abdicar y renunciar son sinónimas que podrán usarse en función de
evitar repeticiones monótonas que ajen o envilezcan la escritura, aunque la
primera sea propia de la jerga monárquica. Se debe tener claro que la sinonimia
de las lenguas no es perfecta, por lo que el contexto y el sentido común serán
las mejores guías para su uso apropiado. La única diferencia entre abdicar y renunciar está en el hecho de que para lo primero es necesario
que se nombre un heredero; pero puede ocurrir que no se conozca a la persona
que asumirá la función, lo cual
implicaría usar un método legal que le dé validez al acto; pero sea cual fuere
la causa, siempre será una renuncia.
A todas estas, me parece una frivolidad
hacer diferenciación entre abdicar y
renunciar, pues son en esencia la misma
cosa. Puede que para cuestiones internas y otros fines de la monarquía o para
asuntos legales, sea necesario marcar diferencia; pero en el caso del lenguaje
y del periodismo, no hay nada que pueda impedir que algún redactor hable de la
renuncia y no de la abdicación de Juan Carlos, a quien por cierto siguen
llamado rey, aun cuando hace varias semanas abandonó el Palacio de Zarzuela.
Esto de abdicar me permite traer a colación el caso, aunque algunos pudieran
calificarlo de arbitrario, de la sarna y la escabiosis, pues aunque es la misma
picazón, la produce el mismo sarcoptes escabiei y la misma fatiga, a los ricos les da
escabiosis y los pobres sarna. Ahora, el
que abdica renuncia; pero el que renuncia no abdica, por aquello de que abdicar se la han tomado los reyes, quizás con
la intención de diferenciarse de quienes ellos consideran súbditos o
inferiores, lo cual me parece una ridiculez, máxime en una era en la que las
monarquías no tienen cabida.
@nuestroidioma65
nuestroidioma65.blogspot.com
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