Maestrías, posgrados y posdoctorados
Maestrías, posgrados y
posdoctorados
Por lo general, en esta columna se publican casos
sobre impropiedades lingüísticas, tomados de los medios de comunicación y del
habla cotidiana, sin mencionar personas, aunque he hecho alusiones directas,
pero hasta ahí. Y cuando ha sido necesario nombrar a alguien, lo he hecho para
encomiar la dedicación de quienes se ocupan en indagar sobre el apasionante
mundo de la expresión oral y escrita. Frecuentemente recibo misivas por vía de
correo electrónico, contentivas de interesantes inquietudes, cuyos remitentes
son mayormente profesionales de la comunicación social y de otros cuyos oficios
se basan en lenguaje. Algunas veces las cartas no son para consultar, sino para
elogiar la labor que me ha correspondido desempeñar hace ya más de veinte años,
gesto que agradezco altamente. La intención de Nuestro Idioma, como su nombre
lo sugiere, es exponer los vicios de la manera más sencilla, en virtud de que
las dudas puedan disiparse; pero en ocasiones he abordado asuntos que, aunque
no son propiamente lingüísticos, de una u otra forma están relacionados con lo oral
y lo escrito.
En una
oportunidad escribí sobre unas canciones venezolanas (Orinoco, gaita de Rincón
Morales, y Capitán del llanura, de Jorge Loaiza), que en cuyas letras se alude
al hecho de que el principal rio de este país desemboca en el Marc Caribe, lo
cual, en mi supina ignorancia sobre geografía, es un error, pues tengo
entendido, y así me lo enseñaron en primaria y me lo ratificaron en secundaria,
que el “padre río” vuelca sus aguas en el Océano Atlántico. También me referí a
una canción de Vitico Castillo, con la que le rinde un homenaje a su señora
madre, Simona del Carmen Flores. El mencionado cantante apureño asegura que su
progenitora nació “en el año 38, cuando Juan Vicente Gómez”, lo cual no pudo
ser posible, toda vez que para esa época el presidente era el general Eleazar
López Contreras. De eso no tengo dudas; pero en cuanto a lo del río Orinoco me
gustaría que alguien me diera luces.
El tema de
hoy, como los arriba mencionados, tampoco es de impropiedad lingüística; pero
contiene algo que vale la pena mencionar, en función de que se despejen las
vacilaciones. Muchas personas: periodistas, estudiantes y docentes universitarios,
no tienen claro lo que es un posgrado, y no lo digo por sabelotodo, sino porque ahora es muy frecuente
leer u oír que la universidad tal ofrece maestrías y posgrados, como si una
maestría no fuese un posgrado. No se necesita ser miembro de la Real Academia
Española para saber que posgrado significa después del grado. Todos los
estudios que van después del este son posgrados: especialización, maestrías y
doctorados. Ahora bien, ignoro si en el sistema educativo de Venezuela existe
un orden por el cual deben regirse los estudios de posgrado, y eso es otra
cosa.
De lo que
sí no tengo dudas, es que un doctorado es el último preeminente grado en una
facultad, pues así lo define el DLE, aunque una amiga mía, brillante docente y estudiosa
de esos menesteres, me habló hace poco de la existencia de posdoctorados. Me
llamó la atención, habida cuenta de que ignoraba su existencia. Es posible que
la dinámica educativa haya impuesto la inclusión de un grado por encima del
doctorado, lo cual no tendría nada de malo. A todas luces se evidencia que
existe una intención de brindar mayores oportunidades de elevar el nivel de
preparación de los profesionales. Habría que ver en qué consisten los dichosos posdoctorados,
que como su nombre lo deja entrever, es un estudio que habrá de realizarse
después de un doctorado.
Pregunto: ¿si
un doctorado es el último preeminente grado de una facultad, qué sentido tiene
un posdoctorado? Sobre eso también me gustaría recibir alguna orientación que
me permita salir de la duda. Pienso que después del doctorado no debería haber
más grados, pues de allí en adelante la cuestión pudiera definirse en títulos
honoríficos; pero solo es mi opinión, basada, claro está, en conocimientos
básicos de semántica.
Aclaro que
no se incurre en impropiedad al escribir posgrado, pues es un vocablo que al
lexicalizarse, perdió la configuración original con la que entró en nuestro
idioma. También puede escribirse postgrado.
@nuestroidioma65
nuestroidioma65.blogspot.com
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