acento,
tilde y terminación (II)
La semana pasada inicié esta serie de artículos relacionados con la
diferencia entre acento, tilde y terminación, en función de aclarar las
múltiples dudas que existen al respecto,
dado que muchas personas, incluidas las
que emplean el lenguaje como herramienta básica de trabajo, vale decir periodistas, profesores,
articulistas y columnistas, tienen
dificultad para establecer la diferencia entre estos tres términos. Cité
ejemplos claros y sencillos e hice hincapié en advertir que para adquirir
facilidad en el manejo del asunto, es indispensable saber identificar las
palabras por la índole de la entonación,
es decir, saber si una palabra es aguda, grave o esdrújula. Es fundamental
recalcar que acento es una cosa y tilde otra. El primero tiene que ver con la
mayor entonación con que se destaca una sílaba, y la otra es el símbolo gráfico
se le coloca a la sílaba para indicar que allí estriba el mayor esfuerzo de
voz, el acento o entonación. Cuando ya no tengamos problemas con eso, habremos
dado un paso agigantado en la redacción de textos de diversa naturaleza. Quise
incluir la palabra terminación, pues aunque parezca increíble, muchos son los
que le colocan tilde a palabras que no las llevan, y escriben de forma errónea “Nelsón”,
“recomendarón”, “estuvierón”, etc. El error
se debe a que confunden acento con terminación, favorecido por el
enunciado de la regla para la colocación de la tilde a las palabras agudas,
según la cual, deberán llevarla cuando terminen en vocal o en consonante “N” o
“S”. No está demás insistir en que NELSON, RECOMENDARON y ESTUVIERON son
palabras graves, aunque terminen en “N”.
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Hay ciertas palabras que siguen reglas
de acentuación ortográfica muy particulares,
como los adverbios que terminan en “mente”. Para colocarles la tilde a
esas palabras, es necesario considerar
el adjetivo que sirve de base para el adverbio. Si el adjetivo lleva tilde, el
adverbio también lo lleva (sobre la misma vocal). Si no, el adverbio tampoco lo
lleva. Por ejemplo, “dinámicamente” lleva tilde porque dinámica, el adjetivo que
sirve de base, lo lleva. Igualmente ocurre con únicamente, básicamente,
esporádicamente, explícitamente, tácitamente,
comúnmente, etc., pues las cuatro primeras derivan de única, básica,
esporádica, explícita, tácita; mientras que la última deriva de común, que es
palabra aguda terminada en consonante “N”.
Situación diferente se presenta
con “raramente, “generalmente”,
“visiblemente”, “locamente”, “velozmente”, que no levan tilde, dado que las
cuatro primeras derivan de rara, general, visible, loca; mientras que el cuarto
vocablo se compone de veloz, que es una palabra aguda que no lleva tilde, por
terminar en consonante diferente de la “N” y la “S”.
En cuanto a la colocación de la tilde a las palabras
compuestas, es necesario advertir que el primer elemento no la lleva, aunque la
lleve en su forma simple. El segundo elemento sí mantendrá su acento ortográfico (si lo lleva en su forma
simple): “décimo + séptimo = decimoséptimo”; “trágico + comedia = tragicomedia”.
Por otro lado, si los elementos van unidos por guion, cada uno de ellos puede
conservar su acento ortográfico (si lo lleva en su forma simple): “teórico +
práctico = teórico-práctico”; “vasco + francés = vasco-francés”.
En la primaria y en el bachillerato
siempre no enseñaron que existen dos tipos de acento: el ortográfico, es decir,
la tilde, y el prosódico, también llamado tácito o sobrentendido; pero en realidad
solo hay un acento y tres formas de destacarlo, de acuerdo con la naturaleza de palabra, aunque puede hablarse de tres
tipos de acento, siempre que se tenga claro que acento es una cosa y tilde
otra, y en ocasiones podrán mencionarse como sinónimos en algunos contextos. Aparte de los dos anteriores, está el denominado acento
diacrítico, que no es más que una modalidad del ortográfico, y que se emplea para diferenciar las funciones que
cumplen algunos vocablos dentro de la oración. De este último aspecto hablaré ampliamente
cuando corresponda el comentario sobre la tilde en los monosílabos. Son muchos
los casos de errores que se comenten con el uso de algunos monosílabos,
precisamente por desconocer la existencia de la modalidad diacrítica.
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