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Mostrando entradas de 2015

El auto fantasma y el facsímil

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El auto fantasma y el facsímil      A los que hemos recibido clases de redacción periodística, se nos ha enseñado que existen recomendaciones que han de tomarse en cuenta, en función de que  se cumpla el objetivo. La prosa periodística debe ser explícita, precisa, y no debe basarse en jergas de profesionales o de comunidades específicas. Debe evitarse el uso de términos poco comunes, cuando existan palabras coloquiales equivalentes, aunque a veces es necesario emplearlas para llamar las cosas por su nombre. En aras de facilitar la comprensión, la construcción gramatical que debe usarse es: sujeto-verbo-predicado. Existen redactores que apelan frecuentemente a términos y expresiones inusuales, y uno no termina de saber si lo que hacen es literatura o periodismo. También están los que los que siempre echan mano a las mismas palabras y formas. Cuando ocurre un hecho en el que una persona es arrollada por un vehículo cuyo conductor se da a la fuga, le echan la culpa a un “auto fan

¡Siempre es necesario insistir!

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¡Siempre es necesario insistir!      He perdido la cuenta de las veces que en esta columna he tocado el tema de los errores ortográficos más comunes,   y por ser un asunto del que siempre hay mucha que cortar, nunca está demás volver sobre él, de cuando en cuando. Hoy mostraré los casos que, a mi juicio, son los más frecuentes, sobre todo en la era de las redes sociales. Hay personas a las que les encanta escribir y emitir su opinión a través de Facebook, Twitter u otra red, lo cual no es cuestionable, pues para eso fueron creadas. Lo malo está en  que, en la mayoría de las veces, el contenido de esas opiniones está plagado de errores ortográficos. Lo más punible aun, es que los autores son  por lo general educadores, abogados, comunicadores sociales o estudiantes universitarios. Es justo reconocer  que al lado de los disparateros,  están los que sí se preocupan por escribir de forma apropiada, y de manera  regular difunden mensajes en los que muestran su preocupación por el buen

¿Cumaná quincentenaria o quinticentenaria?

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¿ Cumaná quincentenaria o quinticentenaria?      El 27 de noviembre es una fecha en la que  se celebran o se conmemoran acontecimientos históricos del pasado lejano y del actual. En Venezuela coincide con el cumpleaños de Cumaná, conocida como “la primogénita del continente”, fundada en 1515. En el pasado reciente, en 1992, tuvo lugar un intento infructuoso de golpe de Estado contra el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez, apenas nueve meses después de otro en febrero del mismo año. De acuerdo con lo que los medios de comunicación reseñaron, los nombres más destacados de ese intento fueron Hernán Grüber Odremán, Luis Enrique Cabrera Aguirre, Luis Reyes Reyes, Francisco Visconti Osorio, Wilmar Castro Soteldo; los partidos políticos Bandera Roja y Tercer Camino. Ese día, mientras una lluvia de bombas caía sobre Caracas, moría en Ocala, Florida, Daniel Doroteo de los Santos Betancourt, mejor conocido como “El Jefe” o “El Inquieto Anacobero”. Este último apodo es el

A propósito de una petición de disculpas

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                            A propósito de una petición de disculpas  Existen palabras y expresiones que por su uso extendido, se han arraigado en el vocabulario, y que por más que sean señaladas como viciadas, se emplean corrientemente. Es frecuente leer u oír informaciones en las que se dice que en varios continentes existen “crisis humanitarias”, como consecuencia de guerras, persecuciones políticas, problemas   ambientales o por fenómenos   poco previsibles, como huracanes, monzones, terremotos o tsunamis. Existe un error semántico, pues humanitario es “lo que mira o se refiere al bien del género humano; benigno, caritativo, benéfico; o que tiene como finalidad aliviar los efectos que causan la guerra u otras calamidades en las personas que las padecen”. En todo caso, se debe hablar de crisis humana o catástrofe humana. CNN es la cadena televisiva que más incurre en ese despropósito, y en una ocasión le dirigí una misiva en la que le argumenté lo inapropiado de hablar de

Después de los atentados en París

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Después de los atentados en París      La detención de dos sobrinos de Cilia Flores, presuntamente involucrados en narcotráfico, y los atentados en París, fueron los hechos noticiosos que ocuparon la atención del mundo en la semana recién finalizada. Por ser parientes de la pareja presidencial, el caso de los jóvenes aprehendidos en Puerto Príncipe, recorrió el mundo y fue nota de apertura de los principales medios impresos, noticieros televisivos, radiales y digitales. Sean o no familiares consanguíneos de la esposa del Presidente,  y por afinidad de este, es un hecho que rompe cualquier barrera que haya sido interpuesta para ocultarlo, pues se trata de dos venezolanos inmiscuidos en una actividad en la que se manejan millones de dólares y que por lo general los actuantes son  personas que tienen privilegios en las altas esferas gubernamentales, como lo demuestran los pasaportes diplomáticos que les encontraron. Lo de Francia, con el lamentable saldo de 129 muertos y 352 herido

21 años

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21 años       Resumir un trabajo periodístico de más de  veinte   años en un espacio de dos cuartillas, es algo que implicaría mucho tiempo; pero resaltar los aspectos más importantes, no requiere mayor esfuerzo, y es por eso que hoy una vez más me siento satisfecho por vivir un nuevo aniversario de esta columna, que desde el primer día ha sido una guía para el estudio sobre los defectos de lenguaje más comunes en los medios de comunicación social y en el habla cotidiana, en función de disipar las dudas y procurar un mejor uso, siempre bajo la óptica de un aficionado del buen, dado que no soy catedrático del idioma español ni pretendo serlo. Me apasiona el buen decir, y como tengo  facilidad para la redacción periodística, me he dedicado por más de treinta años a escribir, primero sobre temas de diversa índole, siempre con un enfoque crítico, y luego del tema lingüístico. Antes de dedicarme al análisis gramatical, ya era colaborador de este y otros medios impresos.            Nu

Automotriz, automotor; cancerígeno, canceroso

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Automotriz, automotor; cancerígeno, canceroso      La semana pasada, al querer referirme al insecticida DDT, utilizado en el  combate contra la malaria (paludismo), incurrí en una impropiedad que debo aclarar en aras de evitar confusiones, y como demostración de que no tengo ningún problema para  admitir los errores. El primero en percatarse del yerro fue el profesor José Duque, docente de la Universidad de Carabobo, asiduo lector de esta columna y apasionado por las cuestiones lingüísticas. Sin querer, escribí DTT, lo cual no tiene sentido en el contexto en que lo empleé, pues la intención original  era DDT, siglas con las que se conoció en el pasado al  famoso veneno, cuyo nombre completo es  unos de los vocablos más largo del idioma español, que ha dado pie al chiste según el cual un señor de noventa años, al encontrase en una tienda de productos químicos, solicitó un kilogramo de diclorodifeniltricloroetano. El vendedor, luego de atenderlo, y antes de que este se marchara,  c

Paludismo, malaria y el zancudo anofeles

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Paludismo,  malaria y el zancudo anofeles     A muchos de los que estudiamos bachillerato, la palabra paludismo nos traslada a Ortiz, un pueblo de los llanos guariqueños, en el que se inspiró Miguel Otero Silva para escribir Casas Muertas, cuyos personajes principales son Carmen Rosa y Sebastián, y que narra la desolación producida por las muertes como consecuencia de ese flagelo y la emigración de los pocos pobladores, en busca de nuevos horizontes. Hay quienes confunden Ortiz con Parapara de Ortiz, y al hacer comentarios, basados en vagos conocimientos adquiridos en la educación secundaria, utilizan ambos nombres como si fuesen uno solo. La trama se desarrolla en Ortiz, y aunque desconozco cuál era la división territorial de entonces, intuyo que Parapara de Ortiz era algo así como un municipio del distrito Ortiz, habida cuenta de que antes el municipio era una división del distrito. Lo comparo con Ospino y La Aparición de Ospino, del que el primero es la capital del municipio

Comicios electorales, sufragar el voto y algo más

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Comicios electorales, sufragar el voto y algo más    Sin darnos cuenta, muchas veces usamos palabras cuyo significado difiere del que aparece en el Drae. Sobre este aspecto, la gama de ejemplos es bastante amplia. Por mala costumbre o por desconocimiento, hoy día se usa el verbo aplicar como sinónimo de solicitar, se cree que sendos (o sendas) tiene algo que ver con grande o extraordinario; se habla de aperturar una cuenta bancaria o de cualquier tipo, en lugar de abrirla; se dice que no es correcta la expresión “un vaso de agua”, porque esos recipientes no están construidos de agua, y por si fuera poco,  hay quienes aseguran que no debe emplearse el verbo concientizar, sino concienciar. Sobre cada uno de estos casos he hablado suficientemente en esta columna, así como en conversaciones informales que suelo mantener con personas a las que les apasiona el lenguaje. Siempre que se avecina una elección, como en los actuales momentos, surgen palabras que se mantienen en el ambiente

Delante y detrás, adelante y atrás

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Delante y detrás, adelante y atrás      La gramática tradicional distingue nueve partes de la oración: artículo, sustantivo, pronombre, verbo, adjetivo, adverbio, preposición, conjunción e  interjección, las cuales son fundamentales para una escritura con propiedad. Antes, por lo menos en mi época de estudiante, los docentes, con contadas y honrosas excepciones, se limitaban a mostrar las más sencillas, como el sujeto, el verbo y el predicado, lo cual incidió en el hecho de que hoy día los errores más comunes en el lenguaje articulado, tengan su origen en el desconocimiento de los otros elementos importantes para darle forma a los pensamientos, como los adverbios. Los ejemplos son muchos y son materia para escribir varios comentarios.      En esta entrega me referiré al caso particular de dos adverbios y sus diferentes formas, en virtud de mal uso que de estas se hace, sobre todo en la expresión oral. Antes debo agradecer la corrección que me hizo el abogado y gran conocedor d

Las inquietudes de Pedro

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Las inquietudes de Pedro      Muchos de los artículos publicados en esta columna surgen de inquietudes que envían personas que tienen inclinaciones por las cuestiones del lenguaje, lo cual me facilita la selección del tema. Es grato saber que la mayoría de esos corresponsales son lectores habituales que, aparte de formular interesantes asuntos, expresan comentarios elogiosos que estimulan a continuar este trabajo de divulgación periodística, que cumplirá 21 años el 12 de noviembre de 2015. Ha habido otros que son lectores ocasionales, pero de igual manera sus planteamientos merecen ser comentados en aras de aclarar sus dudas y aportar conocimientos para el mejor uso del lenguaje articulado. Siempre he tenido la intención de responder todas las consultas, por muy ingenuas que sean, pues eso demuestra que hay interés por escribir bien y hablar mejor. En la actualidad, son casi cuatrocientas las personas que reciben regularmente esta columna en sus direcciones de correo electrónico,

Concordemos, otra vez

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Concordemos, otra vez      Muchas de las impropiedades en las que se incurre al escribir, tienen su origen en el desconocimiento de algunas reglas básicas. Si alguien no está en capacidad de reconocer las palabras por la índole de la entonación (agudas, graves, esdrújulas o sobresdrújulas);  de usar con relativa facilidad los signos de puntuación y los monosílabos, con seguridad tendrá dificultades para expresarse por escrito. Son elementos fundamentales para una redacción suficientemente clara. Es necesario además, saber qué función cumple cada palabra dentro de la oración, y para tal efecto es indispensable saber que existe una regla llamada concordancia, que sin ella escribiríamos al estilo Tarzán: “yo ser”, “tú estudiar”. De eso voy a hablarles hoy; pero antes debo admitir un error en el que incurrí la semana pasada, al referirme a los extranjerismos innecesarios en televisión.      En dos de los párrafos, y al querer escribir “pay per view”, que es algo así como pago por

Extranjerismos innecesarios en el mundo televisivo

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Extranjerismos innecesarios en el mundo televisivo      La Real Academia Española y la Fundación del Español Urgente (Fundéu)  aconsejan e, incluso, ruegan encarecidamente, el uso moderado de extranjerismos. Nos recuerdan que existe ya un importante número de términos castellanizados, con lo que el uso de los extranjerismos crudos (tal como se escriben en otro idioma del que se toman) resulta innecesario y aun   incorrecto en muchas ocasiones. Los medios informativos tienden a emplear de forma innecesaria palabras y expresiones extranjeras relacionadas con programas de televisión, series y películas, lo cual hace que en muchos casos algunos prefieran las palabras provenientes de otro idioma, especialmente del inglés, en desprecio de las del  nuestro. Varias veces me he referido a ese tema en esta columna, y siempre he reiterado que los extranjerismos no pueden ser condenados por el simple hecho de serlos, pues a veces son necesarios; pero emplearlos con la intención de desplazar

Para los redactores de sucesos

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Para los redactores de sucesos       En una ocasión, hace ya varios años, una licenciada en Comunicación Social, compañera de labores en un medio impreso de Portuguesa, me cuestionó el uso de un término empleado en una nota sobre la detención de una persona por parte de la Policía de Guanarito. El argumento no me convenció, mas lo acepté hasta indagar sobre el asunto, y para tal efecto pulsé la opinión de varios periodistas especialistas en la fuente de sucesos, además de las de juristas consustanciados con el argot policial y con facilidad en el manejo del lenguaje. Me satisfizo saber que lo había utilizado de forma apropiada. Es un típico error en el que frecuentemente incurren muchos redactores, y para justificarlo, afirman que así se lo enseñaron en la universidad.      Hoy les hablaré de sobre algunos términos y expresiones utilizadas en la redacción de sucesos, habida cuenta del mal empleo en el que frecuentemente incurren algunos redactores. Hace poco conversé por teléf