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Mostrando entradas de 2017

Artefacto, celebrar y conmemorar

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Artefacto, celebrar y conmemorar      La sinonimia de las lenguas no es perfecta, lo cual hace que una gran cantidad de palabras sean equivalentes en unos casos y en otros no. Muchos redactores profesionales y gente del común incurren en la impropiedad de atribuir significados a verbos y sustantivos que no les corresponden. De hecho, los diccionarios de sinónimos y antónimos solo muestran la lista de palabras; pero no señalan el contexto. Abundantes también son los ejemplos; pero hoy solo me referiré al mal uso del sustantivo artefacto y a la confusión que existe con los verbos celebrar y conmemorar , en virtud de satisfacer la inquietud y de aclarar las dudas de redactores y lectores preocupados, que aun no tienen muy claro este asunto. Antes expreso mi gratitud por los comentarios elogiosos que he recibido por diversas vías, respecto de un artículo que publiqué el jueves 14 de los corrientes en un importante medio de comunicación de la capital de Portuguesa, en el que hablé

Embasarse

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Embasarse      Siempre que hay tertulias relacionadas con el lenguaje, surgen las dudas y aumentan las polémicas sobre la supuesta autoridad de la Real Academia Española respecto del uso de las palabras. Hay quienes creen que los giros y vocablos son creados por la docta institución, y a lo mejor imaginan que sus miembros se reúnen en un salón parecido al que utiliza el Vaticano para elegir al papa. Es por eso que con frecuencia se oye decir, en todos los estratos de la sociedad, que tal o cual palabra no puede emplearse porque no está aceptada por la institución mencionada. Ello ocurre porque no se sabe cuál es su verdadera función. La Real Academia Española, para quienes aún no lo tienen claro, no es una autoridad para permitir o prohibir el uso de palabras. Su labor consiste en registrar las que van surgiendo por necesidad expresiva. De modo pues que, hay y habrá términos que quizás nunca entren en el registro lexical por diversas razones; pero eso no significa que no puedan

El taller de San Carlos

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El taller de San Carlos      Luego de varios días de ausencia, retomo el oficio de escribir sobre temas del lenguaje a través de Última Hora, de donde por razones aclaradas, estuve ausente por varios días. Motivado por el deseo de seguir contribuyendo con el mejoramiento del lenguaje oral y escrito, Nuestro Idioma reaparece en la versión digital de este importante medio de comunicación, pues como se sabe, la página de opinión fue suprimida de la física. Agradezco al Todopoderoso que me haya permitido continuar este trabajo de divulgación, iniciado hace más de veinte años. Expreso mis palabras de gratitud a mi amigo Thelmo Travieso, por valorar mi aporte y ser la persona que constantemente me alentó para que regresara. Mención especial para la señora Yani Albujas, para el director Néstor Ramírez y a todo el personal de esta empresa periodística que, y no me sonrojo al decirlo, ha sido la escuela de muchos profesionales que hoy día brillan con luz propia en el firmamento del ar

A y ha o la impertinencia de la a

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A y ha o la impertinencia de la a      Casi nunca hablo de errores, sino de impropiedades, pues el vocablo error posee una carga expresiva muy fuerte, que genera incomodidad, inseguridad y temor entre quienes utilizan el lenguaje como herramienta básica de trabajo. Y si hay incomodidad e inseguridad, no habrá propiedad a la hora de escribir. Pero a veces, por muy generoso que quisiera ser, debo apartarme de los eufemismos y llamar las cosas por su nombre. El tema de hoy ya lo tocado en otras ocasiones y vuelvo sobre él, motivado por una amable consulta de un consecuente lector de Nuestro Idioma , que me pidió que le aclarase el uso de “a” y “ha”. De manera muy volandera le di una explicación por vía de correo electrónico, y hoy la ampliaré, en virtud de que es un asunto que preocupa a muchos redactores. Si se publicara una lista de las faltas de ortografía más desagradables, sin dudas “a” y “ha” la encabezarían, acompañadas de “ahí” y “hay”, “hecho” (de hacer) y “echo” (de ech

La preposición hasta

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                                   La preposición hasta       Recientemente le propuse al colega Héctor González Burgos la realización de un taller de redacción periodística para medios impresos, destinado a licenciados en Comunicación Social y a estudiantes de esta ciencia, con énfasis en los vicios más comunes, con la finalidad de ofrecerles herramientas que les permitan disipar sus dudas y adquirir facilidad en el manejo del lenguaje. La propuesta ha encontrado eco, muy a pesar de que la mayoría de profesionales universitarios, especialmente periodistas, piensan que, como ya obtuvieron el título, no necesitan mejorar su escritura. Hoy día, y esto lo digo con base en la experiencia de muchos años dedicado a los asuntos lingüísticos, y sin temor a equivocarme, muchos periodistas, sobre todo los de las nuevas promociones, lamentablemente no saben leer y mucho menos escribir, pues llegan a la universidad con conocimientos muy deficientes de ortografía y no se preocupan por m

Sufragar el voto y algo más

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Sufragar el voto y algo más      Cada actividad tiene sus palabras y expresiones que la identifican, aunque muchas son comunes en varias áreas; pero por lo general son exclusivas de ciertos y determinados oficios. Se ponen de moda, y al cabo de cierto tiempo desaparecen. Hay unas que han llegado al vocabulario como parte de alguna moda, y luego se convierten en arcaísmos, toda vez que solo son utilizadas como remembranza de algo que ya no es frecuente. Siempre que se aproxima la realización de un evento, sea cual sea su naturaleza, el común del hablante comienza a usar vocablos propios de lo que está por llegar. En los actuales momentos, lo más cercano es el inicio de la temporada del beisbol profesional de Venezuela, y ya los aficionados y fanáticos están imbuidos en la onda peloteril. El domingo 15 de los corrientes serán las elecciones estadales, mal llamadas regionales, y como es natural, se habla de votar, sufragar, comicios, electos y elegidos. Ya en una oportunidad me ref

¡Cuando el problema es el verbo!

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  ¡Cuando el problema es el verbo!      Muchas de las impropiedades que se leen y se oyen en los medios de comunicación, tienen su origen en el desconocimiento de algunos aspectos básicos. Para escribir medianamente aceptable, es indispensable saber lo que es una palabra grave, aguda, esdrújula o sobresdrújula, lo cual redundará en el buen uso de la tilde; es necesario usar con propiedad los signos de puntuación y uno que otro asunto gramatical. Lo demás se adquiere con la práctica. Al escribir, sobre todo si es para el público, se debe tener presente que el efecto pudiera ser igualmente provechoso que dañino. Hay periodistas con mucha experiencia en redactar notas; pero si alguien revisa al azar cualquier párrafo, se encontrará con impropiedades que son producto del descuido, del desconocimiento y de la arrogancia, pues piensan que porque son licenciados en Comunicación Social, se las saben todas y no necesitan que alguien les haga una observación. El resultado de esa actitud d

Cuatro palabras colectivas y un error de concordancia

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Cuatro palabras colectivas y un error de concordancia      Hace pocos días el colega periodista y cuasipaisano, Grossman Parra Pinto, me expresó su parecer acerca del título del título de dos informaciones que aparecieron en un diario del estado Portuguesa, lo cual me da pie para hablar de cuatro palabras colectivas, mal utilizadas en el periodismo venezolano, sin excepción: problemática, armamento, maquinaria y vialidad, con la intención de procurar que quienes incurren en el despropósito, disipen sus dudas. A riesgo de que los aludidos se molesten, pues a muchos no les gusta que los corrijan, mi obligación moral es señalar la impropiedad y aportar soluciones. Antes de entrar en materia, agradezco una amable misiva del periodista Francisco Molina Ríos, corresponsal de Últimas Noticias en el estado Zulia, quien, luego de comentarios elogiosos, me manifestó su agradecimiento por formar parte del grupo de personas que de manera regular recibe Nuestro Idioma en su correo electrónic

Un repaso a los ordinales

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Un repaso a los ordinales      Luego de un breve receso involuntario, y después de seguir la recomendación del colega locutor y periodista Alí Domingo Oviedo, retomo el ejercicio de escribir sobre temas lingüísticos, con base en los medios de comunicación y del habla cotidiana, con la variante de que ahora la aparición será en Facebook, Twitter, y por supuesto, la seguiré enviando a los más de quinientos contactos de correo electrónico, para no perder la costumbre. El 12 de noviembre de este año, Nuestro Idioma cumplirá 23, y eso me motivó a reanudar la actividad de seguir aportando soluciones para un mejor uso del lenguaje oral y escrito, pues no quise que el aniversario me tomara inactivo. En el lapso de ausencia estuve dándole un retoque a un manual de ortografía y redacción que comencé a escribir en 2013; indagué sobre algunos asuntos gramaticales que no manejo con facilidad, leí literatura venezolana y universal,  le hice cariño a mis nietos, y por supuesto, siempre estu

Vicios y errores en la redacción (y 3)

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Vicios y errores en la redacción (y 3)       A raíz del artículo de la semana pasada, correspondiente a la segunda entrega de una serie de tres, relacionada con las impropiedades más comunes en la redacción, recibí una misiva del colega periodista Domingo “Tortuga” Fuentes. A Domingo le pareció que la explicación sobre el dequeísmo estuvo incompleta, pues solo me limité a mostrar el error, sin ofrecer la forma de reconocerlo y evitarlo. Fue una omisión voluntaria, pues sabía que alguien con conocimientos sobre el asunto se daría cuenta. Para quienes no lo saben, Fuentes es el jefe de Prensa del glorioso Tiburones de La Guaira. De él me he hecho amigo a través de las redes sociales y por vía telefónica. De manera desinteresada ha sido el encargado de publicitar El Tiburonazo en el ámbito nacional. Pronto haré el anuncio oficial del venidero Tiburonazo.         No existe una regla que permita determinar cuándo debe ir de antes de que , y cuándo no; pero la intuición y el sentid

Vicios y errores en la redacción (2)

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Vicios y errores en la redacción (2) A mi profesor Ángel Lombardi Boscán      La semana pasada les hablé de algunos vicios y errores en la redacción, en virtud de contribuir con la disipación de algunas dudas que aún persisten, pese a los aportes que muchos estudiosos del tema han hecho. La gama de impropiedades es amplísima; pero algunos autores coinciden en agruparlas en nueve puntos, que son fáciles de asimilar en aras de mejorar la escritura, sobre todo la de aquellos que aun cuando son profesionales con estudios de posgrado, les cuesta saber cuándo una palabra lleva tilde y cuándo no la lleva. Hay quienes aseguran que la gramática no es necesaria, pues Gabriel García Márquez sostuvo la tesis de la inutilidad gramatical, y a eso se acogen. Si la gramática fuese innecesaria, no sería materia de estudio en primaria, secundaria y en la universidad. Ahora, no es necesario saber mucho de gramática para escribir con propiedad, pues así lo demostraron Miguel de Cervantes y el g

Vicios y errores comunes en la redacción (1)

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 Vicios y errores comunes en la redacción (1)      La colocación de una coma entre el verbo y el sujeto, la falta de concordancia, la falta de propiedad en el uso de los términos, el uso incorrecto de gerundios, el dequeísmo, el queísmo, la redundancia, el pleonasmo y la ambigüedad o anfibología, son quizás las fallas más comunes en los medios de comunicación social, que como es bien sabido, ejercen un enorme poder inductivo, el cual hace que todo lo que en ellos se escriba o se diga, mal o bien, se arraigue en el vocabulario de los usuarios. Sobre esto he escrito en muchas ocasiones, en serie y por separado, siempre con ejemplos sencillos, tomados del día a día, en virtud de contribuir con disipar las dudas, y aunque ha habido avances significativos, quedan resabios sobre los que nunca está demás volver de cuando en cuando. Antes de entrar en materia, les informo que estoy organizando un taller de ortografía y redacción, que será dictado a finales del mes en curso o a comien

O sea, ósea y osea

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O sea, ósea y osea      Si los periodistas, articulistas, columnistas u otras personas que escriben para el público se persuadieran del alcance de sus producciones, quizás no habría tantos disparates en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales. Me alegra ver que hay un creciente interés por las cuestiones lingüísticas; pero en muchas ocasiones esa alegría se desvanece cuando aparecen impropiedades atribuibles y atribuidas a personas que están en la obligación moral de educar, entretener e informar. Hay periodistas que no saben que hubieron es incorrecto cuando se usa para referir que algo ocurrió. Ignoran que con ese sentido, el verbo haber es impersonal, lo que implica que  que carece de sujeto, y se utiliza solo en tercera persona del singular. No es correcto por tanto, decir: “Hubieron muchas personas en la manifestación”; “Hubieron quejas sobre la programación”. Se debe escribir: “Hubo muchas personas en la manifestación”; “Hubo quejas sobre la progr