Sufragar el voto y algo más

Sufragar el voto y algo más

     Cada actividad tiene sus palabras y expresiones que la identifican, aunque muchas son comunes en varias áreas; pero por lo general son exclusivas de ciertos y determinados oficios. Se ponen de moda, y al cabo de cierto tiempo desaparecen. Hay unas que han llegado al vocabulario como parte de alguna moda, y luego se convierten en arcaísmos, toda vez que solo son utilizadas como remembranza de algo que ya no es frecuente. Siempre que se aproxima la realización de un evento, sea cual sea su naturaleza, el común del hablante comienza a usar vocablos propios de lo que está por llegar. En los actuales momentos, lo más cercano es el inicio de la temporada del beisbol profesional de Venezuela, y ya los aficionados y fanáticos están imbuidos en la onda peloteril. El domingo 15 de los corrientes serán las elecciones estadales, mal llamadas regionales, y como es natural, se habla de votar, sufragar, comicios, electos y elegidos. Ya en una oportunidad me referí al tema, y hoy volveré sobre él con un nuevo enfoque, con dos casos que generan dudas y gran confusión, favorecidas por el inmenso poder inductivo que ejercen los medios de comunicación.
     Antes de entrar en materia, es mi deber responder una inquietud que me planteó un amigo abogado, con relación al significado de la palabra hipocorístico. La definición más simple, señala que dicho término es un nombre familiar y afectuoso que deriva de uno propio. Por ejemplo, en España, a los que llevan por nombre Francisco, los llaman Paco; en Colombia, Pacho; y en Venezuela y otros países de América, Pancho, como en México, en donde fue célebre Pancho Villa, cuyo nombre de pila era José Doroteo Arango Arámbula. Sobre por qué se le conoció con el nombre de Pancho Villa al legendario revolucionario mexicano, existen dos versiones, no muy claras por cierto, que por ahora no voy a analizar, pues la intención principal de esta aclaratoria, es despejar la duda de mi amigo jurista, así como la de otras personas que se interesan por las cuestiones del lenguaje. Quienes deseen saberlo, tienen la oportunidad de consultar la biografía del personaje en cuestión, y saldrán de dudas.              
     El primer caso es el verbo sufragar, usado generalmente de manera inapropiada. Se ha vuelto una mala costumbre el hecho de que muchos aspirantes a cargos de representación popular les pidan a los electores que sufraguen su voto. Ignoran estos señores, que sufragar y votar son sinónimos en el contexto electoral, y por eso incurren en una sonora redundancia. Sufragar el voto sería algo así como pagar por votar, que con la crítica situación que estamos viviendo los venezolanos, a nadie les gustaría, máxime cuando hay escasez de dinero en efectivo. O se sufraga o se vota; pero no las dos cosas a la vez. Sufragar, dicho sea de paso, es usado por algunos políticos con el afán de mostrar su “erudición” en el manejo del lenguaje; pero no pegan una. Sufragar también es pagar, costear, saldar, etc.; pero eso es harina de otro saco.
     El segundo caso es la frase “comicios electorales”, que de manera reiterada aparece en algunos medios de comunicación en los que sería impensable una impropiedad como esa, dada su aparente seriedad y su cuidado por el buen uso de las palabras. Y como todo lo que se diga o se escriba en ellos, mal o bien, tiende a arraigarse en el vocabulario, ha prevalecido la forma equivocada. Eso ha hecho que periodistas, columnistas, articulistas, locutores y por supuesto políticos, hablen de “comicios electorales”. Todos los comicios, apreciados colegas periodistas y políticos, son electorales, por lo que al hablar de “comicios electorales”, se incurre en otra redundancia que se debe evitar, si la intención es llamar las cosas por su nombre. Sería como decir: “El papá suyo de usted”, como solía hacerlo Isabel Blanco, personaje de la telenovela La fiera, interpretado por la gran actriz Doris Wells en 1978.
    Y ya que les he hablado de sufragar y de comicios, es prudente advertir que electo es un término que se aplica a la persona que ha sido elegida para un cargo del que aún no ha tomado posesión.
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