La preposición hasta
La
preposición hasta
Recientemente le
propuse al colega Héctor González Burgos la realización de un taller de
redacción periodística para medios impresos, destinado a licenciados en
Comunicación Social y a estudiantes de esta ciencia, con énfasis en los vicios
más comunes, con la finalidad de ofrecerles herramientas que les permitan
disipar sus dudas y adquirir facilidad en el manejo del lenguaje. La propuesta
ha encontrado eco, muy a pesar de que la mayoría de profesionales
universitarios, especialmente periodistas, piensan que, como ya obtuvieron el
título, no necesitan mejorar su escritura. Hoy día, y esto lo digo con base en
la experiencia de muchos años dedicado a los asuntos lingüísticos, y sin temor
a equivocarme, muchos periodistas, sobre todo los de las nuevas promociones,
lamentablemente no saben leer y mucho menos escribir, pues llegan a la
universidad con conocimientos muy deficientes de ortografía y no se preocupan
por mejorar, toda vez que su intención es obtener el título para que les digan
licenciados. A lo anterior se suma el hecho de que en algunas casas de estudio
no los enseñan a redactar. Unos prefieren orientar su oficio hacia el
reporterismo de radio y televisión, dado que en ambas facetas no es
indispensable escribir, pues el rol es
el del locutor y no el del periodista, que son dos cosas muy diferentes. Pero como
en todo, hay contadas y honrosas excepciones que se distinguen muy fácilmente.
El taller que me propongo dictar está
previsto, tentativamente, para los primeros días de este diciembre en San
Carlos estado Cojedes, con una duración de ocho horas, con unas dinámicas
sencillas que le permitirán al participante adquirir destrezas para usar de
mejor manera el lenguaje articulado. El uso y abuso del gerundio, acentuación,
signos de puntuación, palabras y expresiones que contienen errores gramaticales
y sintácticos; las preposiciones, actualización ortográfica y otros asuntos de
vital importancia, son el fundamento. En el artículo de hoy, a propósito de
preposiciones, me referiré al uso y mal uso de hasta, por una amable sugerencia del poeta Yorman Tovar.
Se utiliza para marcar límites de tiempo: “No
te veré hasta el sábado”; “Hoy trabajo hasta muy tarde”; “No llega hasta el
martes”; “Se despidió hasta el año que viene”; “Ha estado haciendo deporte
hasta las 12”. Para marcar límites relacionados con el espacio: “La manifestación
continúa hasta el final de la calle”; “Pasea diariamente hasta Los Guamos”; “Ha
llegado hasta la cima de la montaña”; “Ha usado la bicicleta hasta por la
playa”; “El tren llega hasta la estación Caño Amarillo”. Para marcar cantidad:
“No iré a jugar hasta estudiar tres temas”; “He gastado hasta el último bolívar”;
“Me han robado hasta tres pares de zapatos”; “Tiene hasta doce trajes”; “La
piñata tenía hasta objetos para adultos”. También se usa acompañada de otras
preposiciones, de verbos en infinitivo y en expresiones coloquiales. No debe
confundirse con asta, que es el palo
en que se iza la bandera, como suele ocurrir frecuentemente.
En la expresión: “No les daré la merienda
hasta que no culminen la tarea”, hay
algo irregular, toda vez que la forma adecuada es: “No les daré la merienda
hasta que culminen la tarea”, sin el impertinente adverbio de negación no. Indica que la disposición de no
darles merienda cesará en el instante en que se cumpla la tarea, es decir, hasta que se cumpla la tarea. El error
es favorecido por el cruce con el adverbio de tiempo mientras, que tiene un uso muy parecido y que sí admite el no: “Mientras no culminen la tarea, no
les daré la merienda”. Ambas formas son muy parecidas y por eso algunos
redactores se confunden e incurren en impropiedades.
En los andenes de todas las estaciones del
Metro de Caracas existe un aviso que dice: “No pase la raya amarilla hasta que
el tren se detenga”, y algunas personas piensan que debe ser “hasta que el tren
no se detenga”. No se dan cuenta de
que la forma que proponen es un contrasentido. Escrito como aparece, equivale a
“mantenerse detrás de la raya amarilla hasta que el tren se detenga”. También
puede ser: “Mientras el tren no se detenga, no pase la raya amarilla”; pero la
primera es más breve y sencilla.
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