mayúsculas y minúsculas (I)

         En los tiempos más recientes me ha correspondido el honor de dictar talleres, charlas y otras dinámicas sobre redacción y ortografía, dirigidas a estudiantes universitarios, profesionales de la docencia y comunicadores sociales, al tiempo que he sido corredactor de un manual de estilo que será adoptado por un importante ente gubernamental, para unificar criterios en cuanto a la elaboración de las notas informativas y otros materiales relacionados con  publicaciones periódicas. Esa práctica constante me ha permitido  entre otras cosas, adquirir un manejo relativo de asunto lingüístico y conocer los aspectos en los que  más se incurre en impropiedades al momento de redactar, pues en cada caso ha sido necesaria una investigación sobre la actualidad del tema.   De hecho, en esta columna dediqué cinco artículos a las palabras por la índole de la entonación   y tres al uso de la coma, por ser este signo el que más dificultades ofrece. En ambas series   fueron mostrados  ejemplos claros y sencillos, tomados de connotados estudiosos que han  simplificado el tema y lo han condensado en textos fáciles de entender y de explicar. Hoy iniciaré una nueva serie, esta vez con el uso de las letras mayúsculas y minúsculas, en virtud de que muchos profesionales universitarios, con posgrados inclusive, desconocen los usos más elementales, sobre todo  abogados, que colocan mayúsculas en donde no deben ir, y las omiten en donde son necesarias.   ¡Da grima leer un  texto minado de letras mayúsculas innecesarias!
Antes de iniciar el artículo de hoy,  debo referirme a una petición de mi amigo y profesor Benjamín Parada Herrera, a quien le preocupa el mal uso de algunas expresiones cotidianas, construidas con el pronombre personal  SE. Luego de que concluya esta serie, dedicaré un comentario para satisfacer inquietud de Benjamín, de quien he aprendido lo poco que conozco  de redacción periodística. Es un excelente profesional de la  Comunicación Social, profesor universitario  y fundador del periodismo radial en Portuguesa.
    Se usa mayúscula al principio de un escrito, después de punto y seguido, de punto y aparte. Cuando escribimos nombres propios y los nombres dados a animales, debemos iniciar con mayúscula. Los nombres geográficos, los atributos divinos (Santo, Redentor, Todopoderoso, Mesías etc.), los sobrenombres, los títulos de obras: "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", los títulos de dignidades y autoridades (Secretaria, Gerente de Ventas), deben escribirse con inicial mayúscula. Los números romanos, los nombres de instituciones, los nombres de las ciencias: Biología, Sicología, también deberán iniciarse con  mayúscula.
         Pese a ser estos los puntos más sencillos dentro del uso de mayúsculas y minúscula,  muchas personas, incluidas profesionales,  lo ignoran, al punto de escribir su nombre o apellido con minúscula, y cuando se les hace la observación, simplemente responden que “así también se entiende”  o andaban apurados. ¿Qué tendrá que ver el apuro con la ortografía? Otro caso en el que  generalmente se falla  en el uso de las mayúsculas, es en el de los dos puntos. Es oportuno aclarar que  después de dos puntos –de acuerdo con la Real Academia Española-,  se escribe con minúscula, con la excepción de las citas textuales. En este punto hay mucha ambigüedad, pues algunos autores aconsejan usar mayúscula o minúscula indiferentemente y obvian lo de las citas textuales. Yo recomiendo ceñirse  a lo que establece la Rae; pero sugiero que debe hacerse un uso unificado, es decir, si en un punto del texto, después de dos puntos  empleamos   mayúscula, deberíamos hacerlo de igual forma en otro caso en  donde sea necesario, para  evitar ajamiento y envilecimiento de la lectura.
        Para cerrar esta primera entrega,   es  conveniente advertir que  los días de la semana, los meses del año y los gentilicios, se escriben con inicial minúscula, a menos que comiencen un escrito, para lo cual regirá la regla de uso general: lunes, martes, miércoles; guanariteño, colombiano, venezolano; enero, febrero, marzo.  Con relación a los meses, es importante aclarar que  cuando forman parte de un nombre, se usan en mayúscula: “Hubo una manifestación en la urbanización 23 de Enero; “El Gobierno Estadal asfaltó el sector 15 de Marzo”.  También es de suma  importancia saber que la palabra que sigue a un signo de interrogación (¿) o de exclamación (¡), deberá ser mayúscula: “¿Dónde estarás al mediodía? En mi casa”. Nunca después de estos signos se coloca punto.
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