a nivel regional



a nivel   regional

        Quienes  de buenas a primeras se topen con el título de este artículo, sin lugar a dudas  pensarán que se trata  de una  pifia de quien esto escribe, y aun con regocijo pensarán que me cazaron en el error, de lo que no estoy exento, por supuesto; pero no hay incorrección, pues solo lo he usado de propósito para referirme a dos casos en los que se incurre en impropiedad a cada rato. Las personas que han tenido la oportunidad de asistir a  las charlas y  talleres de lenguaje que en los tiempos más recientes me ha correspondido el  honor de dictar, pueden dar fe de mi insistencia en cuestionar la forma  en que frecuentemente se utiliza el término regional, sobre todo en lo tocante a las funciones gubernamentales. Sobre nivel y regional ya he hablado en otras ocasiones; pero hoy es necesario insistir, en virtud del gran interés que se ha despertado por las cuestiones lingüísticas, hecho que se evidencia en la divulgación periódica  en las redes sociales, de material en el que se muestran casos de errores frecuentes y sus soluciones, aunque a veces ha habido muchos  espontáneos que en lugar de despejar dudas, lo que han hecho es confundir a más de uno.   
         Antes de entrar  en materia debo darle respuesta a una interesante inquietud de mi primo hermano Giovanni Jiménez, a quien le parece inadecuada la palabra “excluidos”, en el caso de  aquellas personas que nunca fueron tomadas en cuenta en gobiernos anteriores al  del presidente Chávez.  Existe una impropiedad desde el punto de vista semántico, pues excluido es algo que antes había sido o estaba  incluido. Por tanto, si queremos hablar con propiedad de los que antes no gozaban  de  los derechos que consagra nuestra Carta Magna, deberá ser “no incluidos”, de acuerdo con la definición que del verbo excluir registra el Drae. Aprovecho para informarles  que he borrado varias direcciones electrónicas me mi lista de contactos,  dado que toda la información que a esas se enviaba, automáticamente se devolvía  al remitente, bien porque ya no existen o porque haya habido  un error en el momento de  haberlas registrado. Si antes usted recibía  esta columna en su correo y ahora no, solo tiene que enviar una misiva a  la dirección que aparece al pie de este escrito. Y si quiere formar parte de la lista de los que la leen antes de ser publicada en la prensa, puede proceder de la manera antes mencionada. Si desea que lo excluyan, también podrá hacerlo.               
          La palabra  “regional”  para referirse a la segunda escala  del poder en Venezuela, es decir gobierno,   contiene un despropósito que conviene conocer en aras de usarla de manera adecuada, toda vez que     en este país la región no existe como instancia del poder ejecutivo, sino como división administrativa para la distribución del presupuesto y otros fines. Es por eso que hablar de “Gobierno Regional” es inadecuado. Lo propio  en este caso es estadal, pues   es una derivación perfecta de estado, y este es una división del poder. Lo lógico es que se hable de “Gobierno  Estadal”, “Dirección Estadal de Educación”, “Dirección Estadal de Salud, “maestros estadales”. Si en cambio el territorio venezolano se dividiera en departamentos o provincias, el nombre por usar sería “Gobierno Departamental” o “Gobierno Provincial”, como ocurre en Colombia y en Argentina, por ejemplo. Muchos se eximen de hablar de estadal porque está registrada con un significado que en nada se relaciona con división territorial, lo cual no es impedimento para usarla con tal significado, toda vez que ni la Real Academia Española ni su diccionario están facultados para aceptar o rechazar palabras. Su función es meramente de registro.
         En resumen, estadal deberá reservarse para todo lo que derive de estado como división territorial,  y estatal para lo que tenga que ver con la nación como un  todo. Esto desde luego no es un capricho, sino un hecho  que tiene base en nuestra Constitución Nacional, pues no en vano esta habla de “Poder Público Estadal” y no estatal, para referirse a los estados, en el artículo 136. De modo pues que, no veo la necesidad de seguir hablando de “Gobierno Regional”, aunque esa frase esté bastante arraigada, como me lo advirtiera un amigo profesional de la Comunicación Social. Somos los comunicadores sociales los que debemos velar porque las cosas sean llamadas por su nombre.
        Respecto de nivel, hoy se ha extendido enormemente el uso figurado de “a nivel de” más  sustantivo, así como el de “a nivel” más  adjetivo. Ambas construcciones son admisibles siempre que en ellas la palabra nivel conserve de algún modo la noción de altura o de categoría u orden jerárquico. Son frecuentes expresiones como: “Un acuerdo a nivel internacional”; “A nivel de resultados”, y otras  que me causaron   risa cuando las leí: “A nivel de perfume”; “A nivel de jueces”. Más fácil y  apropiado es: “Un acuerdo internacional”; “Con respecto a los resultados”; “En cuanto a perfume”; “En relación con jueces”. Lo demás es frivolidad.


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