Cantidades en la escritura (I)
cantidades
en la escritura (I)
Mi amigo,
paisano y compañero en el quehacer del
palabra, Thelmo Trabiezo (así está registrado su apellido en la partida de nacimiento), me ha pedido que
escriba algo sobre el uso de cifras o palabras de las expresiones numéricas, pues en más de una
ocasión ha tenido dudas sobre si las ha escrito bien o el por contrario ha
incurrido en impropiedad. La duda del autor de Las Travesuras es la misma de
muchas personas que usan el lenguaje como herramienta básica de trabajo,
incluido quien esto escribe. Ya en una ocasión me referí al tema, y para tal
efecto utilicé como base un material que me facilitó la Real Academia Española,
luego de una consulta que le formulé vía correo electrónico. Hoy vuelvo sobre
el asunto con la intención de satisfacer
la inquietud de Thelmo y con el deseo de que los que aún no lo manejan con
facilidad, puedan disipar las dudas. Aclaro que la Rae tiene un diccionario
electrónico para consultar el significado y la escritura de la palabras, a la vez que muestra un enlace mediante el cual, quien desee,
puede solicitar la aclaración de dudas,
sugerir y argumentar cualquier caso lingüístico. En lo que a mí respecta, estoy
preparando un argumento sobre el
neologismo chatear, que se ha puesto de
moda y aparecerá en la vigésima tercera edición del diccionario académico que
será publicada en 2014, pues la definición es muy escueta.
Las
cifras o palabras en la escritura dependen
de factores muy diversos, como el tipo de texto de que se trate, la complejidad
del número que se deba expresar o el contexto de uso. De manera general puede
afirmarse que en textos científicos y técnicos es más normal el empleo de
cifras por su concisión y claridad, y resulta obligado cuando los números se
utilizan en lenguajes formales, como sucede cuando aparecen en operaciones
matemáticas o en fórmulas de cualquier índole, o cuando se emplean en cómputos
estadísticos, inventarios, tablas, gráficos o cualquier otro contexto en que el
manejo de números es constante y constituye parte fundamental de lo escrito.
Por las mismas razones, en carteles, etiquetas, y textos publicitarios es
también general el empleo de cifras. En cambio, en obras literarias y textos no
técnicos, como en la redacción periodística, que es donde me desenvuelvo, resulta preferible y más elegante, salvo que
se trate de números muy complejos, el empleo de palabras en lugar de cifras.
Hasta ahí todo bien; pero es importante conocer algunas recomendaciones que la
docta institución da para manejar el asunto con relativa facilidad.
Se escribirán preferentemente con
palabras los números que pueden expresarse en una sola palabra, esto es, del
cero al veintinueve, las decenas (treinta, cuarenta, etc.) y las centenas
(cien, doscientos, etc.): “Tiene cinco hijos: dos niñas y tres niños”; “Este año hay cincuenta alumnos
en clase”; “No tiene aforo para más de trescientos invitados”. Los números redondos que pueden expresarse
en dos palabras (trescientos mil, dos millones, etc.): “Veinte mil
manifestantes acudieron a la convocatoria; “El Concejo Municipal recibió tres
millones de bolívares para ayudas”. Los números inferiores a cien que se expresan
en dos palabras unidas por la conjunción y (hasta noventa y nueve): “Se graduó hace treinta y siete años”; “Llevo cuarenta y
cinco minutos esperando”; “En la biblioteca de Guanarito hay treinta y cinco
manuscritos”. No es recomendable mezclar en un mismo enunciado números escritos
con cifras y números escritos con palabras; así pues, si algún número
perteneciente a las clases antes señaladas forma serie con otros más complejos,
es mejor escribirlos todos con cifras: “En la biblioteca de Guanarito hay 35
manuscritos y 135 226 volúmenes impresos, 134 de ellos muy antiguos”.
En textos no técnicos es preferible
escribir con palabras los números no excesivamente complejos referidos a
unidades de medida. En ese caso, no debe usarse el símbolo de la unidad, sino
el sustantivo correspondiente: “Los últimos veinte kilómetros se hicieron
interminables” (no los últimos veinte km
se hicieron...). Cuando se utiliza el símbolo, es obligado escribir el número
en cifras. Las fracciones, fuera de contextos matemáticos: “Dos quintos de los
encuestados respondieron afirmativamente”; “Para la aprobación de la ley es
necesaria una mayoría de dos tercios”. Los números que corresponden a
cantidades o cifras aproximadas: “Tiene unos cuarenta y tantos años”; “Habría
unas ciento cincuenta mil personas en la manifestación”; “Se levantó a las seis
y algo”.
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