¡no deje que le aperturen la cuenta!
¡no
deje que le aperturen la cuenta!
El tema de hoy lo he comentado en
varias ocasiones en esta columna, y me he referido a él en tertulias, charlas y
talleres sobre lenguaje que me ha
correspondido el honor de dictar. Pese a que es un asunto sumamente sencillo,
muchas son las personas, especialmente periodistas, publicistas y abogados, que
piensan que “aperturar” es una innovación lingüística y la usan sin reparar en que incurren en una
impropiedad. En la actualidad ya no se habla de abrir una cuenta bancaria, sino
de aperturar, y lo más cumbre es que los empleados bancarios, cuando alguien dice: “Vengo a abrir una cuenta”, estos, con
ciertos aires de sabiduría y hasta de burla, le corrigen: “Será a aperturar una
cuenta”. Sin dudas que aperturar se ha puesto de moda en el lenguaje bancario y
se ha entendido a otros campos, y ahora muchos
prefieren hablar de “aperturar
procedimientos judiciales”, “aperturar fideicomisos”, “aperturar nuevos
negocios” y “aperturar nuevas oficinas”.
Trataré de explicarlo de una manera que ayude a disipar las dudas, y
cuando usted vaya a un banco, pueda tranquilamente abrir su cuenta y
enseñar a quien lo reciba, que no se dice aperturar, sino abrir.
Antes de entrar a analizar la palabra
aperturar, debo responder una interesante inquietud de mi
estimada amiga y consecuente lectora de esta columna, Honorelys Díaz Cordero,
acerca del verbo cultivar, en relación con una
expresión atribuida al presidente Nicolás Maduro, quien recientemente (no me consta) recomendó cultivar pollos. Según Honorelys,
ha surgido una polémica en cuanto a la validez e invalidez de la frase en
cuestión, y en tal sentido, los
detractores del primer mandatario nacional la consideran una torpeza más de
varias que le han indilgado, y los que lo apoyan, por supuesto que la
defienden. A todas esas, si Maduro dijo
que había que cultivar pollos, estuvo en
lo correcto, toda vez que cultivar,
entre otras cosas, es “criar y explotar seres vivos con fines industriales,
económicos o científicos”. No hay, pues, no hay razones para formar un
escándalo ni menos para polemizar sobre
algo tan sencillo que pudo haberse resuelto
con la ayuda de un buen diccionario.
Es necesario recalcar que aperturar
se ha formado a partir del sustantivo apertura. Sin embargo, el verbo
relacionado con apertura es abrir. Es un vocablo que cumple con las reglas para
la formación de nuevas palabras, que como se sabe, surgen por composición o
derivación; pero es innecesario, puesto que con él no se dice nada que no pueda decirse con
abrir, que es un verbo legítimo y nos da la idea de iniciar algo. Quienes
defienden a aperturar, sobre todo trabajadores bancarios, alegan que se trata
de un vocablo de la jerga de esa actividad, lo cual no es cierto, pues es un
verdadero exabrupto que se arraigó en los bancos y que ha hecho metástasis en
otras áreas, tal como lo comenté al principio. No es un vicio propio de Venezuela, dado que en España, país donde se supone que hablan mejor nuestro
idioma que en el resto de los de habla
hispana, también los trabajadores bancarios corrigen a los clientes y los
invitan a aperturar sus cuentas. En ese sentido, la Fundación del Español
Urgente (Fundeú), entidad patrocinada por la Agencia Efe y el BBVA,
ha advertido a los bancos de esa nación que el verbo aperturar es ocioso, y por
lo tanto su uso no está justificado, y para tal propósito, la referida
institución se basó en el Diccionario Panhispánico de Dudas, que recoge lo más
actual sobre palabras y frases que contienen errores gramaticales y sintácticos
en toda América, de allí su nombre.
A proposito de aperturar, el
catedrático Fernando Lázaro Carreter escribió: “Aperturado el camino, nada
impide que lecturar sustituya a leer, baratuar a abaratar y licenciaturarse a
licenciarse”. Es una forma jocosa y a la
vez irónica de oponerse al uso del malhadado verbo. El ejemplo de la Fundeú de
España debería seguirse en Venezuela y en otros países donde exista el
despropósito. Es sabido que en nuestro
país las entidades bancarias se preocupan porque sus empleados se
capaciten en las diversas especialidades que les son afines, en función de
estar al día con lo más actual. De la misma forma deberían promover una campaña sobre el buen uso de
nuestro idioma y evitar que se siga empleando palabras y expresiones viciadas
que echan por tierra cualquiera buena intención,
como el caso de avisos con promociones en apertura de cuentas o reglamentos en
los se habla de abrir y aperturar indistintamente, como si se tratase de
palabras sinónimas.
En resumen, el uso de aperturar no se
justifica, y es recomendable evitarlo, pues para ello existe el verbo abrir. Lo
demás es frivolidad e ignorancia de quienes piensan que con decir aperturar en
vez de abrir, muestran sus grandes dotes lingüísticas.
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