Respuesta para un asiduo lector



respuesta para un asiduo lector 



     Tal como lo anuncié la semana pasada, hoy hablaré sobre el mal uso de la secuencia  “de” más “que”,  en respuesta a una consulta del lector José Rodríguez, quien amablemente me solicitó que le aclarara el asunto. Habitualmente, respondo  las misivas  que me hacen llegar  a la dirección de correo electrónico que aparece al pie de este este escrito, pues la mayoría son  interesantes inquietudes sobre el ámbito lingüístico que me facilitan el trabajo de selección semanal del tema. Es justo destacar la  preocupación  que se ha despertado por las cuestiones del lenguaje, sobre todo en personas que lo utilizan como herramienta básica de trabajo, aunque lamentablemente subsiste un grupo en el área  de la  Comunicación Social  que no ha entendido que  las palabras bien empleadas, son la  materia prima de todo el que se precie de ser comunicador. Si alguien, por ejemplo, pretende ser comunicador social y escribe “alluda”, “semento”, “cavilla”, “fabor”, “cansión”,  “visicleta”,  “resivo”, “inbitasión”,  “zábado”, “arina”,   va a tener serios problemas para conseguir un empleo en este noble oficio.  
     Antes de entrar en materia debo advertir el  uso inapropiado que le están dando a la palabra semoviente. Recientemente leí un titular que decía: “Arriban mil semovientes para incrementar la producción ganadera en Portuguesa”, lo cual es un despropósito, pues el término semoviente es aplicable a animales de granja: una vaca, un becerro, una mula, un  chivo, un marrano, gallinas, etc. Lo correcto es reses, animales, ejemplares u otro sinónimo.  El referido  título podría escribirse así: “Arriban mil reses para incrementar la producción ganadera en Portuguesa”. ¡Vieron que no es lo mismo!            
     El dequeísmo, como se sabe, es el uso indebido de la preposición “de” delante de la conjunción “que”.  Se  incurre en él  cuando se antepone la preposición “de” a una oración subordinada sustantiva de sujeto, porque, de acuerdo con las reglas,  el sujeto de una oración nunca debe ir  precedido de preposición. Con base en lo antes dicho,  es incorrecto decir: “Me alegra de que seas feliz”;  Es seguro de que nos quiere”;  Le preocupa de que aún no hayas llegado”;  y “Es posible de que llueva mañana”. En los tres ejemplos, la preposición “de” está sobrando.
     Ahora, cuando alegrar y preocupar se usan en forma pronominal (alegrarse y preocuparse), el complemento debe contener la preposición “de”:Me alegro de que seas feliz”;Me preocupo de que no les  falte nada”.  También se incurre en dequeísmo cuando se antepone la preposición “de” a una oración subordinada sustantiva de complemento directo, con los  verbos pensar, opinar, creer, considerar,  hablar, decir, comunicar, exponer, temer, ver, oír, etc. Son incorrectas, por  tanto,  las oraciones “Pienso de que  ganaremos el campeonato”;Me dijeron de que se iban a cambiar de casa”;  Temo de que no llegues a tiempo”;  y “He oído de que te casas”. Son igualmente impropias las frases:Mi intención es de que participemos todos”;   “A no ser de que”,  “A medida de que” y “Una vez de que”.
     La manera  más práctica de reconocer el dequeísmo, es aplicar el sentido común, pues por lo general  cuando empleamos  de forma inadecuada de la secuencia  preposición más conjunción (de y que), esta es rechazada por el   oído y podría  inducirnos a rectificar. Otra, recomendada por la Rae, es transformar el enunciado dudoso en interrogativo. La docta institución advierte que, si la pregunta debe ir encabezada por la preposición, esta ha de mantenerse en la modalidad enunciativa. Si no lleva preposición, tampoco ha de usarse  en la modalidad enunciativa: “¿De qué se preocupa? Se preocupa de que…”; “¿Qué le preocupa? Le preocupa que...”; “¿De qué está seguro? Está seguro de que...”; “¿Qué opina? Opina que…”;  ¿En qué insistió el instructor? Insistió en que...
     Por otro lado, el queísmo es la supresión indebida de la  preposición “de” delante de la conjunción “que”, cuando la preposición sí es exigida. Por ejemplo: “Me alegro que me invites a participar en tu comisión”. Allí el verbo alegrar está usado como reflexivo, y si preguntamos “de qué me alegro”, la respuesta es “de que me invites…”   Sin dudas,  hace falta la preposición “de”, y ello se debe a un fenómeno conocido como ultracorrección, que consiste en incurrir en errores por tratar de evitarlos.  


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