Un repaso a los monosílabos
un
repaso a los monosílabos
En los días más recientes he tenido el
honor de dictar talleres de
ortografía y redacción, como una manera
de ofrecer los conocimientos básicos para una mejor escritura. El primero, como, ya lo comenté,
tuvo lugar en Guanarito, en donde intercambié impresiones con los asistentes
acerca de las impropiedades más comunes del lenguaje oral y escrito. El segundo
fue impartido en Guanare, al personal de Esinsep, por gentileza del presidente
de esa empresa socialista, Alejandro Guevara, quien sin escatimar esfuerzos,
hizo posible la capacitación a un
considerable número de empleados y empleadas, en función de lograr mayor
eficiencia y eficacia. Para ambos talleres y para los sucesivos, elaboré un manual sencillo, sin complicaciones
gramaticales, basado en ejemplos del
lenguaje de los medios de comunicación
social y del que emplea el común del
hablante.
Esas experiencias me han servido para
ahondar en las fallas más frecuentes, con el propósito de erradicarlas. Hago
hincapié en las palabras por la índole de la entonación, en el uso de los signos de puntuación, en la
diferencia entre acento y tilde y en los
errores más frecuentes. El manejo relativo de estos elementos permite una excelente redacción. En esta entrega refrescaré los
conocimientos sobre los monosílabos, que son una fuente inagotable de dudas y
que conviene conocer para usarlos
adecuadamente. De ellos he hablado varias veces en esta columna y en
conversaciones informales; pero nunca está ni estará demás volver de cuando en
cuando. Antes de entrar en materia, doy mi palabra de agradecimiento al
arquitecto Guevara, a la licenciada Evelyn Paredes y a todo el personal de
Esinsep que acudió al taller, por sus
manifestaciones de respeto, amistad y
sobre todo confianza, lo cual me induce a seguir este trabajo formativo.
Por regla general, los monosílabos no
llevan tilde; pero se exceptúan aquellos que cumplen más de una función dentro
de la oración. Como su nombre lo indica, son palabras de una sola sílaba: de, bien, fue, fui, mal, el, sol, ya, etc. Constituyen una
excepción los monosílabos que poseen tilde diacrítica, es decir, aquella que
permite distinguir palabras pertenecientes a diferentes categorías
gramaticales, pero que tienen una forma parecida, como el “de” preposición y el
“dé” de dar: “Un plato de sopa”; “Espero que lo recaudado dé para hacer un buen
regalo”. También están el artículo
definido masculino singular “el” y el pronombre personal “él”: “El conductor
paró de un frenazo el autobús”; “Me lo dijo él”.
La partícula MAS no lleva tilde cuando es
conjunción adversativa, pues equivalente
a pero: “Quiso convencerlo, mas fue
imposible”. Se le coloca el símbolo gráfico en el resto de los casos: “Me gusta
más la carne que el pescado”; “Ponle más azúcar en el café”. La forma AUN lleva
tilde cuando es sinónimo de todavía: “Aún no se ha convencido de su derrota
(todavía no se ha convencido). No la lleva cuando significa hasta, también,
incluso y siquiera con la negación ni: ''Aprobaron todos, aun (incluso) los que
no estudian nunca''; ''Puedes quejarte y aun (e incluso/hasta, también) negarte
a venir, pero al final iremos''; ''Ni hizo nada por él, ni aun (siquiera) lo
intentó''.
Otros casos son el “mi” posesivo: “Te invito a cenar en mi casa”;
el “mi” sustantivo (nota musical): “El
mi ha sonado desafinado”; el “mí” pronombre personal: “¿Tienes algo para mí?”.
Es necesario distinguir entre el “se” pronombre personal y “sé” del verbo saber
o del verbo ser: “Se comió todo el pastel”; “Yo no sé nada”; “Sé prudente en tus actuaciones”. Conveniente saber que SI tiene distintos
valores: “Si llueve, no saldremos” (conjunción); “Una composición en si bemol (sustantivo);
“sí” adverbio de afirmación: “Sí quiero que vengas a la fiesta” y “sí”
pronombre personal reflexivo de tercera persona: “Está muy encerrado en sí
mismo.
Finalmente, están el “tu” posesivo y el “tú” pronombre personal: “Si no acudes a la
cita, ese es tu problema”; “Solo tú sabes cuán importante es para nosotros que
haya entendimiento”. El “té” de infusión y el “te” pronombre personal:
“Prefiero un taza de té”; “Por algo te lo digo”.
@nuestroidioma65
65.blogspot.com
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