Un repaso a los monosílabos
un
repaso a los monosílabos
El jueves de la semana pasada me causó gran
preocupación y a la vez risa, saber que una profesora le corrigió un
supuesto error de acentuación en un
examen a un amigo que cursa estudios
superiores, y en tal sentido la pregunta, aunque fue bien respondida, no obtuvo
la mayor calificación. Y digo que me causó gran preocupación, pues en ese nivel
es inaceptable que los docentes no sepan cuándo una palabra lleva tilde y
cuándo no. Esa situación me motivó para volver sobre el tema de la acentuación
de los monosílabos, que aunque es una cuestión sencilla que se aprende en
primaria, muchos profesionales, incluidos docentes y comunicadores sociales no
manejan con facilidad. De esto he hablado en muchas oportunidades y en todas he
tratado de mostrar ejemplos claros y sencillos, y aunque ha habido personas que
ya no tienen dudas, hay un considerable número que no ha podido disiparlas, y
eso es lamentable.
Antes de entrar en materia, acuso recibo
de una consulta del abogado y paisano de
Acarigua, Freddy Escalona Rangel, sobre lo que comúnmente llamamos “familiares políticos”. Le prometí a
Freddy que indagaría sobre el asunto para darle una respuesta que satisfaga su
inquietud. Aprovecho una vez más la ocasión para informar a los interesados en recibir
esta columna por vía de correo electrónico, que solo deben manifestarlo con una
misiva a la dirección que aparece al pie de este escrito. También pueden
seguirla por twitter, facebook y por blogspot.
Por regla general los monosílabos no llevan
tilde; pero quedan exceptuados los que puedan ser confundidos por existir una
forma parecida, como el caso de la preposición “DE” y “DE” del verbo dar:
“Quiero leer la carta de la Secretaría”; “Dile que te dé”. El pronombre
personal “EL” y el artículo “EL”: “Cuando llegué, él estaba del otro lado de la
calle”; “No entiendo cuál es el problema”. El adverbio de cantidad “MAS” y la
conjunción adversativa “MAS”: “No quiero más responsabilidades”; “Quiero
ayudarte, mas no sé cómo hacerlo”. El pronombre personal “MI” y el adjetivo
determinativo posesivo “MI”: “Me tiene sin cuidado lo que pienses de mí”;
“Nunca acataste mi recomendación”. La partícula “SE” de los verbos saber y ser
y “SE” pronombre personal reflexivo: “No sé cómo te metes en estos líos”;
“Siempre se lava las manos como Pilatos”. El “TE” de infusión y el “TE”
pronombre personal y reflexivo: “Ha llegado la hora del té”; “Siempre te lo
digo; pero no me escuchas”. El pronombre personal “TU” y el adjetivo determinativo posesivo “TU”: “Solo
tú puedes hacer que cambie de opinión”; “Con tu renuncia no se resolverá el
asunto”.
La palabra AUN cuando tiene valor temporal, es decir, equivalente a todavía, lleva tilde. No la lleva cuando significa incluso, hasta, también o (ni) siquiera:
“Estimo que aún (todavía) no es tu
oportunidad”; “Aun (incluso) los sordos han de escucharme”; “Aun (hasta) los niños saben que eso no se debe
hacer”; “No vino nadie: ni mis amigos, ni los profesores, ni aun (siquiera) mis
padres”. Este tipo de acento se conoce con el nombre de diacrítico, que
distingue la función que cumple la palabra dentro de la oración.
Según lo que he podido indagar en los años
(veinte y algo más) en que me he
dedicado al estudio de la gramática y la ortografía, las palabras
vio, dio, fue y fui llevaron tilde antes de 1959; pero poco después de
ese año se consideró que debían seguir la regla general y, por tanto, es
erróneo escribir: vió, dió, fue y fuí.
Pese a ser una cuestión sumamente sencilla, muchos son los que incurren en esos
despropósitos, como le pasó a la profesora que le corrigió a mi amigo la forma
verbal “ES”. Sería saludable que ella y todos que no tengan claro el asunto, sepan que la forma “ES”
corresponde a la conjugación de verbo ser en tiempo presente del modo
indicativo, en tercera persona del singular. No lleva tilde, estimados
lectores.
@nuestroidioma65
nuestroidioma65.blogspot.com
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