Usos de la coma (y II)

Usos de la coma (y II)

     Antes de cerrar la serie sobre la coma, respondo una inquietud relacionada con la palabra susodicho y su correspondiente femenino, en virtud del uso peyorativo que han comenzado a darle. Es frecuente, sobre todo en el lenguaje oral, oír expresiones como: “La susodicha dijo que lo demandaría por difamación e injuria”; “El susodicho no oculta sus verdaderas intenciones”; “Los susodichos juran que se la están comiendo”, etc. En los tres ejemplos se omite el nombre de personas que, por diversas razones, no conviene revelarlos. El término susodicho o susodicha nada tiene de denigrante, y significa “el arriba mencionado”, a menos que se use con malas intenciones.  Se emplea para no repetir nombres en el mismo párrafo.
       La coma separa los elementos de una enumeración, siempre que estos no sean complejos y ya contengan comas en su expresión, pues, en ese caso, se utiliza el punto y coma: “Ayer me compré dos camisas, un pantalón, una chaqueta y dos pares de zapatos”. Cuando la enumeración es completa o exhaustiva, el último elemento va introducido por una conjunción (y, e, o, u, ni), delante de la cual no debe escribirse coma: “Es un chico muy reservado, estudioso y de buena familia”; “No le gustan las manzanas, las peras ni los plátanos”; “¿Quieres té, café o manzanilla?”  Si la enumeración es incompleta y se escogen solo algunos elementos representativos, no se escribe conjunción alguna ante el último término, sino coma. La enumeración puede cerrarse con etcétera (etc.), con puntos suspensivos o, en usos expresivos, simplemente con punto: “Acudió toda la familia: abuelos, padres, hijos, cuñados, etc.”; “Estamos amoblando el salón; hemos comprado el sofá, las alfombras, la lámpara...”; “Todo en el valle transmite paz: los pájaros, el clima, el silencio.”
     Se separan mediante comas los miembros gramaticalmente equivalentes dentro de un mismo enunciado. Al igual que en el caso anterior, si el último de los miembros va introducido por una conjunción (y, e, o, u, ni), no se escribe coma delante de esta: “Llegué, vi, vencí”; “Estaba preocupado por su familia, por su trabajo, por su salud”; “No te vayas sin correr las cortinas, cerrar las ventanas, apagar la luz y lanzar la llave”. Se aíslan entre comas los sustantivos que funcionan como vocativos, esto es, que sirven para llamar o nombrar al interlocutor: “Javier, no quiero que salgas tan tarde”; “Has de saber, muchacho, que tu padre era un gran amigo mío”; “Vengan aquí inmediatamente, niños”. Cuando los enunciados son muy breves, se escribe igualmente coma, aunque esta no refleje una marcada  pausa  en la lectura: “No, señor”; “Sí, mujer”; “Hola, María”.
     Se escriben entre comas las interjecciones o locuciones interjectivas: “Bah, no te preocupes”; “No sé, ¡ay de mí!, cuánto tiempo más voy a poder soportarlo”. Se escribe coma para separar el sujeto de los complementos verbales cuando el verbo está elidido por haber sido mencionado con anterioridad o estar sobrentendido: “Su hijo mayor es rubio; el pequeño, moreno”; “Los que no tengan invitación, por aquella puerta”; “Nueve por tres, veintisiete”.
     Estos son los usos más comunes de la coma, de la que hay otros, algo complicados, por lo que los dos artículos que le he dedicado, son apenas un resumen. Sin embargo, en  la redacción periodística, que es el aspecto en el  que me desempeño habitualmente, se debe tener presente  que no es correcto colocar coma entre el sujeto y el verbo. En consecuencia, no se escribirá: “El alcalde, informó que…”. También los redactores deben saber que el nombre se separa del cargo con coma, y este del nombre con punto y coma. No es recomendable  escribir: “Freddy Escalona, presidente, Rafael Ramón Roldán, secretario general, Edgar  Alfredo Quero, comisionado especial…”,   pues da la impresión de que los cargos fuesen igualmente nombres.  Lo ideal es: “Freddy Escalona Rangel, presidente; Rafael Ramón Roldán, secretario general; Edgar Alfredo Quero, comisionado especial, etc.”
     Eso de colocar coma para separar el sujeto del verbo, es muy frecuente en las leyendas de las fotos, ante lo cual  los  directores de impresos, jefes de información, de redacción y demás miembros de la tribus periodística, deberían estar atentos. La solución no es difícil.  
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