Reflexiones del nuevo año

Reflexiones del nuevo año


     Comienza una nueva etapa de Nuestro Idioma, que como muchos saben, es un trabajo de divulgación periodística con más de veinte años de existencia. Es placentero saber que hay personas preocupadas por el buen decir, que lo  han  adoptado como manual de consulta para resolver situaciones de lenguaje, principalmente del utilizado en los medios de comunicación, en los que, desafortunadamente, abundan las impropiedades, por no decir otra cosa. Luego del acostumbrado receso de fin de año y de año nuevo, que siempre se prolonga por más de un mes, regreso  y doy mi agradecimiento a todas las personas e instituciones que durante dos décadas han dado muestras de solidaridad y han sido el motivo que me impulsa a seguir aportando soluciones en aras de una mejor forma de hablar y escribir, siempre bajo la óptica de alguien que no es catedrático, sino un apasionado por las cuestiones lingüísticas.
     Hoy me referiré a varios casos, ampliamente comentados en esta columna, y que vale la pena volver sobre ellos, habida cuenta de que se ha despertado un gran interés por el mejoramiento del lenguaje oral y escrito. Mi palabra de gratitud para el periodista Omar Pérez “El Defensor del Lector”, del diario Últimas  Noticias, por la gentiliza que ha tenido en comentar algunos de los artículos publicados en esta columna el año pasado, con lo cual Nuestro Idioma se ha dado a conocer en el ámbito nacional. ¡Gracias, compañerito!
     La experiencia acumulada en las dos décadas de este trabajo me permite afirmar que las impropiedades  más comunes en los medios de comunicación son: utilización inadecuada de verbos en gerundio, falta de signos de puntuación, de concordancia  y  de tilde, a lo que se aúnan errores semánticos, que son los que más se repiten y crean mayor confusión. Harto conocido es el caso del vocablo sendos y su correspondiente femenino, que nada tiene que ver con grande o extraordinario; pero muchas personas, incluidos educadores y profesionales de la comunicación social, no lo han advertido Es frecuente leer u oír que “a fulano de tal le dieron senda paliza”, lo cual es impropio, pues sendos o sendas significa “uno cada uno o uno para cada uno de dos o más personas o cosas”. Es indispensable  considerar que la palabra en cuestión no admite singular.  
      En el lenguaje deportivo y en el de sucesos es en donde más abundan las situaciones viciadas. En reiteradas ocasiones he dedicado artículos ampliamente documentados sobre cómo evitarlas, y aunque es justo reconocer que ha habido receptividad y ciertas mejoras, muchos siguen tropezando con la misma piedra, como dice una canción que popularizó el cantante hispano Julio Iglesias. En las crónicas de sucesos es común leer frases como: “El delincuente huyó siendo detenido al día siguiente”;   “Un antisocial atracó a un ciudadano con un facsímil” o que “Caen abatidos cinco delincuentes en operativo policial”. La regla para el uso del gerundio sugiere que debe haber simultaneidad o posteridad casi inmediata con el verbo principal. A simple vista se nota que entre la huida y la captura hay una marcada posteridad. En cuanto a facsímil, esto es la reproducción fotostática o por otro medio, de un documento, y con eso difícil que un delincuente atraque  a alguien, a menos que sea en una tira cómica. Y el verbo caer conlleva la noción de abatido,  es decir, cuando alguien cae, ha sido abatido y viceversa. Abatir, entre otras cosas, es colocar horizontal lo que estaba vertical.       
      Recientemente apareció una nota en la versión digital del diario Meridiano, publicada a propósito de un juego entre Tigres de Aragua y Bravos de Margarita, en lo que muchos han llamado de forma incorrecta octavos de final: “Tigres iguala la serie y forza el séptimo juego ante Bravos”. El redactor no se percató de que la conjugación de dicho verbo en tiempo presente, de modo indicativo y en tercera persona del singular, es “fuerza” y no “forza”. Debió escribir: “Tigres iguala la serie y fuerza el séptimo juego ante Bravos”. También pudo colocar el verbo en pasado: forzó. Dicho verbo se conjuga como almorzar. ¿Usted almorza o almuerza?

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