La respuesta para Auber
La
respuesta para Auber
En varias ocasiones he dicho que muchos de los temas tratados en esta columna, surgen
de consultas, sugerencias y
recomendaciones de quienes se identifican como asiduos lectores y seguidores de
este trabajo de divulgación periodística, lo cual, por un lado me demuestra que
el esfuerzo no ha sido en vano, y por otro, aumenta el compromiso de continuar
en la búsqueda de las respuestas que satisfagan las inquietudes de los
aficionados del buen decir, que gentilmente han adoptado a Nuestro Idioma como
una guía para disipar las dudas que a diario se presentan en el escenario de la
redacción en cualquiera de sus modalidades.
La entrega de hoy es el pago de una vieja
deuda con el profesor Auber Infante Bustamante, colega columnista y preocupado
por escribir bien y hablar mejor. No
recuerdo cuánto hace desde que me solicitó que hablara de la doble negación;
pero luego de mi comentario del lunes pasado, me hizo un recordatorio y citó un
fragmento de mi escrito, en el que utilicé una negación reiterada. Con mucho
gusto y con gran respeto, trataré de responder
la inquietud de este apreciado educador, inquietud que sin dudas es común en la mayoría
de las personas. Antes de entrar en materia, es mi obligación informar que en
las dos semanas más recientes he tenido que suprimir varias cuentas de correo
electrónico, dado que al remitirles el documento, este es devuelto por razones
que ignoro. Si usted antes recibía esta columna y ahora no, puede enviar la
solicitud para registrarlo de nuevo; pero si la recibe y ya no la desea, de la
misma manera puede hacer su petición.
Lo de la doble negación ha sido un tema
que ha generado y sigue generando polémicas.
Nuestro gran maestro Andrés Bello, en su Gramática, le dedicó varias páginas y
usó ejemplos prácticos y sencillos; pero las dudas se mantienen, y hasta se
dice que dos negaciones equivalen a una afirmación, lo cual no es absolutamente
cierto. Esto me recuerda las clases de Matemáticas en la siempre recordada
Escuela Técnica Industrial de Acarigua, en donde los profesores Miguel
Contreras y Gregorio Cuamo Díaz hacían énfasis en advertir que los signos iguales se suman y los
diferentes se restan. Quizás por el influjo matemático haya surgido la versión
según la cual, una negación anula a la otra. La negación no es eliminación de
signos de agrupación, la que me enseñaron en el primer año de bachillerato.
La negación en español tiene un esquema
que combina el adverbio “no” con otros elementos que tienen también sentido
negativo, en determinadas estructuras sintácticas. Voces como: nunca, jamás,
tampoco, nadie, nada, ninguno, y los grupos que contienen la palabra “ni”,
aparecen siempre en oraciones de sentido negativo. Si estos elementos van
antepuestos al verbo, este no va acompañado del adverbio de negación “no”: “Nunca
voy al teatro; “Él tampoco está de acuerdo”; “Jamás lo haré”; “Nadie lo sabe”; “Nada
de lo que dice tiene sentido”; “Ninguno de ellos es actor”; “En su vida lo
conseguirá”; “Ni su padre lo perdonaría”.
Pero si van pospuestos al verbo, este debe
ir necesariamente precedido del adverbio “no”: “No voy nunca al teatro”; “Él no
está de acuerdo tampoco”; “No lo haré jamás”; “No lo sabe nadie”; “No tiene
sentido nada de lo que dice”; “No es actor ninguno de ellos”; “No lo conseguirá
en su vida”; “No lo perdonaría ni su padre”.
El profesor Alexis Márquez Rodríguez, que
en paz descanse, escribió en una oportunidad sobre el asunto y explicó que el
fenómeno se da por el hecho de que los vocablos “nada” y “nadie” originalmente
no tenían carácter negativo, pues significaban cosa nacida, es decir,
existente, y persona nacida o existente. Por eso, al decir “No hay nada”,
significaba “no hay cosa
existente”. Si se decía “No vino nadie”,
equivalía a “No vino persona alguna”. La dinámica de la lengua hizo que se
transformaran en formas negativas.
Con relación a la doble negación en la
frase “no es ni latina ni española”,
utilizada en esta columna la semana pasada, es menester aclarar que no
hay incorrección, toda vez que se usa para darle fuerza a la expresión.
dfigueroa64@gmail.com
@nuestroidioma65
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