El acento diacrítico

El acento diacrítico

         Como estudiante de primaria en el Grupo Escolar Hermanas Peraza, y de bachillerato en la siempre recordada Escuela Técnica Industrial de Acarigua, conocí dos tipos de acento: el ortográfico y el prosódico. Más tarde, ya dedicado al trabajo y atraído por el periodismo, supe de la existencia de un tercero. Para manejarlo con facilidad fue fundamental la orientación del “Viejo Martínez”, como cariñosamente le decíamos a Reinaldo Martínez, quien además de educador era locutor, actor de teatro y articulista de pluma fina y con un gran conocimiento del aspecto gramatical y lingüístico. Él me orientó para iniciarme en la escritura, por allá por 1982 en el diario Última Hora, antes de cumplir mis 18 años de edad. El acento diacrítico, aunque no es algo nuevo, muchas personas ignoran su existencia, y por eso hoy una vez más me referiré al tema y trataré de aclarar las dudas.
     Y como les hablé de mi escuela de secundaria, la ocasión es propicia para recordar que el pasado miércoles 27 de los corrientes mi promoción cumplió 32 años. Vaya el saludo para José Gregorio Alvarado Betancourt, Douglas Ysrael Andrade Ontiveros, Rossio Antonio Arroyo Pérez, Fredy Arnoldo Azuaje Barrios, José Alfredo Castillo Cuicas, José Luis Castro Rodríguez, Dámaso Antonio Céspedes Sánchez, José Gregorio Cordero Rojas, Jimmy Antonio Espinoza Sequera, Juan Ramón Fréitez, Constantino Martín Fusco Rodríguez, Luis Bacilio Gascón Machado, Jesús Federico Hernández Alejos, Stalin José Juárez Linárez, Omar Gregorio López, Hugo José Meza Pérez, Freddy Alexis Pérez Rodríguez, José Antonio Quintana López, Lisbardo Rafael Rivero, Rafael Raimundo Rosendo Verde, Luis Rafael Valladares Hurtado, Pedro Celestino Venegas y los gemelos Remo y Romeo Vicentini Di Lanzo. Paz al alma de Osbal Jurado Mendoza, quien se adelantó en el viaje, justamente cuando estuve organizando un reencuentro. La madrina fue la siempre bella y gentil Shirley Luz Piña.
     El acento diacrítico es aquel utilizado para destacar la función que cumple la palabra en la oración. Existe el “TÚ” pronombre personal y el “TU” adjetivo demostrativo: “Tú tienes que estudiar para aprobar los exámenes”; “En tu casa tenemos planeado ver la película este fin de semana”. El pronombre personal “ÉL” y EL como artículo demostrativo: “Necesitamos que él pueda preparar la cena esta noche”; “El papá de Juan es un buen jugador de fútbol”. A SI se le coloca tilde cuando funciona como pronombre personal o afirmativo: “Lo guardó para sí”; “Todos estuvieron atentos a la espera del sí”. No lleva cuando oficia de conjunción: “Si Juan no estudia, no aprobará el examen”. Igual ocurre con SE, que deberá llevar el símbolo gráfico cuando es una forma conjugada del verbo ser: “Ya sé que debo esforzarme más”. Se omite la tilde si es pronombre: “En el teatro de la ciudad se estrenará la obra”. A MI se tilda si es pronombre personal: “A mí que no me vengan con cuentos”. No la lleva cuando es pronombre posesivo: “Todo quedó en mi casa”.
     También el acento diacrítico se empela en qué, cuál, quién, cómo, cuánto, cuándo, dónde y adónde. Son términos que, teniendo en cuenta las reglas básicas de la acentuación, no deberían llevar tilde. Sin embargo, al no llevarla, expresan otra función y diferente otro significado dentro de la oración, que es precisamente lo que se señala con este tipo de acento: “¿Cómo debo aprenderme estos ejercicios?”; “Así como están las cosas, todo saldrá bien”; “¡Qué bueno que estés aquí!”; “Es posible que Pablo llegue hoy”; “¿Cuántos habitantes posee tu ciudad?”; “Cuanto más dinero ganaba, más quería”; “¿Quién te habrá hecho cambiar de parecer?”; “Quien llegue primero será el ganador”.
     Es indispensable acotar que AUN lleva tilde cuando equivale a todavía: “Aún es tiempo de rectificar”; “Aún no ha llegado la remesa”; “Aún se mantiene a la espera”. Se omite si tiene valor de hasta, también o incluso: “Reprobaron a todos, aun a los que siempre estudian”.
    Respecto de MAS, se le coloca tilde cuando es adverbio de cantidad o comparativo: “Necesitamos más azúcar”; “Lisbardo Rivero era el más alto del salón”. No la lleva si es conjunción adversativa: “Todos se acostaron temprano, mas el guía se mantuvo despierto hasta el amanecer”.
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