Recomendaciones para los que redactan

Recomendaciones para los que redactan

     Los más recientes artículos de esta columna estuvieron relacionados con el deporte, a propósito de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Aunque no formaban parte de una serie, el segundo fue complemento del primero, y ambos sirvieron para aclarar muchas dudas, dado que de manera simple y sencilla se mostraron algunas claves para la redacción adecuada de todo lo relacionado con el máximo evento deportivo mundial y con las normas para el uso de las denominaciones de competencias, atletas, puntuación y otros aspectos inherentes al deporte. El de hoy es un repaso a unos casos que en otras ocasiones los he analizado; pero que a pesar de la insistencia, muchas son las personas que aún no manejan el asunto con facilidad, por lo que no está demás volver sobre ellos para refrescar los conocimientos.

    Es incorrecto escribir coma entre el sujeto y el verbo de una oración. Así, no se debe escribir: “El hombre del sombrero, se ha olvidado del paraguas”. Lo correcto es escribir: “El hombre del sombrero se ha olvidado del paraguas”. Hay, no obstante, algunos casos en los que sí está permitido escribir coma entre el sujeto y el verbo de una oración. Uno es cuando inmediatamente después del sujeto hay un inciso: “Mi hermano, como tú sabes, es un magnífico deportista”. Otro es cuando el sujeto termina con la palabra etcétera o su abreviatura: “El novio, los parientes, los invitados, etc., esperaban ya la llegada de la novia”.

    Es un error no aislar los vocativos con comas. De modo que no se debe escribir: “No regreses tarde María”. Lo propio y lo decente es: “No regreses tarde, María”. Los vocativos son aquellas palabras o expresiones con las que se nombra al interlocutor. Si el vocativo está intercalado en la frase, entonces las comas por colocar son dos, una de apertura y otra de cierre: “Mira, Juan, las cosas no son tan sencillas”. El vocativo se debe aislar con comas incluso en los casos en los que no se hace pausa al hablar: “Sí, señor”.

     Esta falla es muy común en los mensajes de texto y en las redes sociales, en donde por una supuesta necesidad de escribir rápido, se ha generalizado la omisión de la coma. Es más bien un problema de ignorancia, que de falta de tiempo.

     Es incorrecto emplear el gerundio para referirse a una acción que tiene lugar con posterioridad a la indicada por el verbo principal de la frase. En tal sentido, no se debe escribir: “El vehículo se salió de la carretera, chocando contra un muro”, puesto que la acción de chocar es posterior a la acción de salirse de la carretera. Lo correcto es: “El vehículo se salió de la carretera y chocó contra un muro”. El uso del gerundio es correcto si la acción es simultánea a la señalada por el verbo principal: “Conducía sacando la cabeza por la ventanilla”. Vale destacar que las normas para el uso adecuado del gerundio sugieren que entre este y el verbo principal debe haber simultaneidad o posteridad casi inmediata. Lamentablemente, la mayoría de periodistas no ha entendido esta recomendación tan sencilla, y por eso a diario se leen párrafos con gerundios mal utilizados, que ajan la escritura, la envilecen, denuncian el desconocimiento de sus autores y producen grima.

     Son incorrectas las construcciones “por encima mío”, “delante tuyo”, “detrás suyo”, etc., ya que un adverbio de lugar nunca debe ir seguido de un pronombre posesivo. Por tanto, es incorrecto escribir: “Tú ve detrás mío”. Lo correcto es usar la preposición “de” y el pronombre personal correspondiente: “Tú ve detrás de mí”. Los párrafos de diálogo no se introducen con guion (-), sino con raya (—), y es que el guion y la raya son signos de puntuación distintos, por mucho que puedan parecerse. Así, es incorrecto escribir: “-Ya sé quién es el asesino”. Lo correcto es: “—Ya sé quién es el asesino”. También es inadecuado indicar las citas textuales, tanto en el lead como en el cuerpo de la información, con guion o raya, pues para eso están las comillas. En muchos periódicos estadales, ese uso se ha vuelto una mala costumbre.

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