Una respuesta pendiente

Una respuesta pendiente


     Varios de los artículos publicados en esta columna han surgido de inquietudes que de manera regular recibo en mi buzón de correo electrónico, y por lo general  los remitentes son personas que utilizan el lenguaje como herramienta básica de trabajo o sencillamente se preocupan por disipar sus dudas en aras de una mejor utilización de la palabra. Ese hecho ha traído y  trae consigo una doble satisfacción, pues por un lado demuestra que este trabajo de divulgación periodística, que en noviembre de este año cumplirá 22, no ha sido infructuoso, al punto que casi todos los que me consultan, se autocalifican como “asiduos lectores y seguidores” de Nuestro Idioma, lo cual es un honor, un privilegio y un gran compromiso que se renueva constantemente. Por otro lado, me facilita la labor de seleccionar el tema semanal. Las peticiones son respondidas de manera privada y pública; bien por correo electrónico, Facebook, Twitter o por esta vía. El medio y la forma de responder lo determina el contenido y la magnitud del tema.
     Precisamente, el de hoy se desprende de una consulta de Luis Pacheco, a quien no conozco personalmente; pero lo estimo como un preocupado por el buen decir, lo cual se evidencia en sus bien fundamentadas preguntas acerca de casos que son una fuente inagotable de dudas. Quizás la preocupación de Luis sea la misma de una considerable cantidad de lectores que desean una respuesta oportuna, por lo que, en lugar de una misiva particular, mostraré una exposición  colectiva, habida cuenta de que muchas de las personas cuyas direcciones de correo electrónico que conforman el registro de contactos de esta columna, son periodistas, articulistas, columnistas, locutores, educadores, abogados y profesionales que en su desempeño diario deben lidiar con la redacción de textos. Les hablaré entonces, de acordarse y recordarse, en función de que los que lean este artículo, puedan apercibirse de los conocimientos básicos para evitar usos inadecuados. Con unos ejemplos tomados de la Fundéu y adaptados a la realidad actual, trataré de explicar el asunto.
     Cuando acordar significa “tener presente algo en la memoria”, funciona como intransitivo pronominal y va seguido de un complemento con “de” (acordarse de algo): “¿Te acuerdas de que lo hablamos esta mañana?”; “¿Se acuerdan de cuando a Miguel lo detuvo la Policía por fastidioso?”. El Diccionario Panhispánico de Dudas explica que ya desde antiguo es frecuente omitir la preposición “de” tras el verbo acordar (se), en especial en la lengua oral y coloquial (“Me acordé que era tu cumpleaños” o “¿Te acuerdas la noticia que me leíste ayer?”), aunque recomienda que en la lengua general culta se mantenga. Es frecuente que en los medios de comunicación aparezcan frases como: “La alcaldesa no se acuerda que acaba de privatizar la gestión del agua” o “Ya nadie se acuerda que el Barcelona buscaba un central el año pasado”. Lo correcto habría sido: “La alcaldesa no se acuerda de que acaba de privatizar la gestión del agua” y “Ya nadie se acuerda de que el Barcelona buscaba un central el año pasado”.
     El verbo recordar también significa “tener presente algo en la memoria”; pero se debe tomar en cuenta que existen unos matices que lo hacen diferente de acordar (se): “¿Recuerdas aquella canción que solíamos cantar antes de entrar a clases?”. No es aconsejable usarlo en forma pronominal, ya sea como transitivo (recordarse algo): “A veces no me recuerdo de qué hice ayer” o como intransitivo seguido de un complemento con “de”: “Me recuerdo de las campañas televisivas antitabaco”.
     El Diccionario Panhispánico de Dudas recalca que los verbos recordar y acordar comparten el mismo significado; pero en la lengua general culta se construyen de modo diferente. Acordar (se) es intransitivo pronominal (acordarse de algo); mientras que recordar es transitivo (recordar algo). Para disipar las dudas, es necesario tener presente que un verbo es transitivo cuando la acción recae sobre una persona o cosa, expresa o tácita. El objeto que recibe directamente la acción se denomina complemento directo: “Juan leyó una carta”. Se dice que es intransitivo cuando la acción permanece en el sujeto y resulta completa sin necesidad de un objeto directo: “Páez nació en Curpa, cerca de Acarigua”.   
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