¡Para José Neptalí!

¡Para José Neptalí!


      Siempre será agradable saber que, a pesar de lo engorroso que es el aspecto gramatical y lingüístico, hay personas a las que les apasiona el tema y constantemente se ocupan de apercibirse de nuevos conocimientos. Muchos han sido los artículos publicados en esta columna, surgidos de consultas de lectores que han adoptado este trabajo de divulgación periodística como un manual  para disipar sus dudas, lo cual me honra y a la vez me compromete en la búsqueda de respuestas que satisfagan las inquietudes. Hace algunos días recibí una misiva en la que el amigo José Neptalí Alvarado me plantea una situación relacionada con los dos puntos. Le agradezco los comentarios elogiosos y la autocalificación de “asiduo” lector de Nuestro Idioma. Su duda es quizás es la misma de la mayoría de los que tienen por oficio la redacción de textos. Mostraré algunos usos, y para tal efecto he tomado ejemplos de la exposición que al respecto ofrece la Real Academia Española, adaptados a la idiosincrasia de los hispanoamericanos. Antes de entrar en materia, quiero insistir en que después de signo de interrogación o de admiración no se coloca punto, y lo que sigue va con inicial mayúscula, pues los signos marcan el final de la oración. Hago esta advertencia en vista de que es un vicio que ha comenzado a ser frecuente.        
     Los dos puntos tienen dos usos básicos: uno lingüístico y otro no lingüístico. Por definición, son un signo que representa una pausa mayor que la de la coma y menor que la del punto. Detienen el discurso para llamar la atención sobre lo que sigue, que siempre está en estrecha relación con el texto precedente. Se escriben pegados a la palabra o el signo que los antecede, y separados por un espacio de la palabra o el signo que los sigue. Preceden a una enumeración de carácter explicativo: “Ayer me compré dos libros: uno de Carlos Fuentes y otro de Cortázar”. Cuando, por interés, se anticipan los elementos de la enumeración, los dos puntos sirven para cerrarla y dar paso al concepto que los engloba: “Natural, sana y equilibrada: así debe ser una buena alimentación”. Preceden a la reproducción de citas o palabras textuales, que deben escribirse entre comillas e iniciarse con mayúscula, por ejemplo: “Bolívar dijo: “Dios concede la victoria a la constancia”.
     En este punto quiero recalcar que, generalmente, después de dos puntos se escribe con inicial minúscula, salvo cuando sean citas textuales o nombres propios. Con esta aclaración queda respondida la pregunta de José Neptalí Alvarado.
     Sirven para marcar una pausa enfática tras locuciones de carácter introductorio, como “a saber”, “ahora bien”, “pues bien”, “esto es”, “dicho de otro modo”, “en otras palabras”, “más aun”, y no precisan que la oración que los sigue se inicie con mayúscula: “Nunca me ha molestado colaborar. Dicho de otro modo: me gusta ayudar a los demás”; “¿Recuerdas lo que te conté de Juan? Pues bien: ha vuelto a hacerlo”. En la mayoría de estos casos los dos puntos son sustituibles por la coma. La diferencia entre el uso de uno u otro signo está en que con la coma el énfasis desaparece y la expectación creada en el lector con respecto a lo que se va a decir es menor. Se usan también para conectar oraciones relacionadas entre sí sin necesidad de emplear otro nexo. Expresan causa-efecto: “Se ha quedado sin trabajo: no podrá ir de paseo el venidero año”; conclusión, consecuencia o resumen de la oración anterior: “El arbitraje fue injusto y se cometieron demasiados errores: al final se perdió el partido”; verificación o explicación de la oración anterior, que suele tener un sentido más general: “La paella es un plato muy completo y nutritivo: tiene la fécula del arroz, las proteínas de sus carnes y pescados, y la fibra de sus verduras”.
     Con intención no lingüística, los dos puntos se usan para separar las horas de los minutos. No debe dejarse espacio de separación entre los dos puntos y las cifras colindantes: 03:30 p.m. Indican división en expresiones matemáticas y se alternan con otros signos; pero de eso no voy a hablarles, por ahora.
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