El hoy occiso

El hoy occiso

     Siempre me es placentero comunicar que muchos de los artículos publicados en esta columna, son el resultado de inquietudes de personas interesadas en disipar sus dudas gramaticales y lingüísticas, pues la naturaleza de su oficio se lo exige. De manera regular recibo en mi buzón de correo electrónico o por otras vías consultas sobre situaciones viciadas del lenguaje de los medios de comunicación y del habla cotidiana, a las que les voy dando respuesta en la medida de las posibilidades, aunque algunas veces, sin querer, no he respondido, por muchas razones: falta de tiempo, porque el tema ha sido tratado recientemente o por otra razón ajena a la intención de no querer hacerlo. Por muy sencilla que sea la solución, procuro satisfacer las peticiones y retribuir el gesto de quienes me leen. Antes de entrar en materia, una vez más les recuerdo que si desean ser incluidos entre los destinatarios de esta columna, solo deben manifestarlo mediante una masiva a la dirección de correo que aparece al pie de este escrito. Asimismo, en el blog nuestroidioma65.blogspot.com podrán encontrar las publicaciones desde 2013 hasta hoy. Acuso recibo de una interesante consulta de mi amigo Pedro Chapón, asiduo seguidor de Nuestro Idioma, que responderé en su debida oportunidad. ¡Gracias!                
     El tema de hoy es la cancelación de una vieja deuda con José Abelardo Sánchez Marín, a quien le inquieta el uso reiterado y en la mayoría de los casos errado, de la frase “el hoy occiso”, muy frecuente en la redacción de sucesos, en la que existe una considerable cantidad de vicios que denuncian la pobreza lexical de los redactores, con contadas y honrosas excepciones que distinguen muy fácilmente.
     En la referida expresión, que muchos cronistas de sucesos repiten hasta el cansancio de los lectores, como si no hubiera sinónimos, la palabra “hoy” está de sobra, pues con escribir occiso bastaría. Si alguien es hoy occiso, se supone que antes no lo era, y no hace falta recalcarlo, a menos que con ello se aporten elementos de interés criminalístico. Muchos confunden occiso con muerto o difunto, y aunque en algunos contextos pudieran ser sinónimos, cada uno tiene un significado diferente. Se puede decir que: “El occiso fue identificado rápidamente, ya que llevaba documentos en su pantalón”; “El hermano del occiso reclamó justicia ante los medios de prensa y pidió que la población se sume a la manifestación que tendrá lugar frente a la Municipalidad”; o “Un orificio en el cuero cabelludo reveló que el occiso había un impacto de proyectil”.
     Ahora, muerto es quien está sin vida, al igual que difunto. Esto quiere decir que un occiso también es un muerto o un difunto, aunque un muerto o un difunto no siempre son occisos. Por ejemplo, un hombre de 86 años que muere por causas naturales, como un paro cardíaco, no es un occiso. En cambio, un joven asesinado en un robo es un occiso, pero también es un muerto y un difunto. No es un juego de palabras ni un trabalenguas, sino la forma de llamar las cosas por su nombre. No se podrá determinar que un cadáver es occiso, hasta que los investigadores y policías lleven a cabo un análisis exhaustivo, tanto de aquel, como del lugar en el que se ha encontrado. De esa manera sí se sabrá que ha sido asesinado y no ha muerto por causas naturales, lo cual se evidenciará cuando hallen signos de violencia, fundamentalmente.  
    En casos confusos, es preferible no utilizar el concepto de occiso, ya que podría incurrirse en un error, lo que nunca ocurrirá si se apela a términos como muerto o difunto. Si la policía halla a una persona sin vida en la vía pública, y si el cadáver no tiene marcas ni golpes de ningún tipo, la causa de muerte, por lo tanto, sólo se podrá determinar con una autopsia. Mientras tanto, no se debería hacer uso de la denominación de occiso, pues que no se sabe si la muerte habrá sido ocasionada por causas violentas, a menos que el periodista sea también anatomopatólogo forense, le trabaje al CICPC y cumpla la doble función de determinar las causas de las muertes e informar.

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