Asta y hasta

Asta y hasta


     Desde que me dedico a escribir sobre temas relacionados con el lenguaje oral y escrito, he asumido la obligación moral de señalar las impropiedades, aun a riesgo de las reacciones que ello pudiera generar. Hay quienes aceptan de buena manera y agradecen la corrección; pero hay otros que, además de ofenderse, se muestran como eruditos y hasta se atreven a recomendar lecturas, pues consideran que los equivocados son otros. Las redes sociales están plagadas de escritos en los que abundan los errores de diversa índole: falta de tilde, de signos de puntuación; errores semánticos, falta de concordancia, sintaxis y otras situaciones que denuncian el desconocimiento por parte de quienes suelen usarlas de manera regular. Eso es detestable, pues se entiende que Facebook y Twitter son una expresión de modernidad, de actualidad, y quienes las usan, deberían ser igualmente personas actualizadas, que por lo menos debieron haber aprobado el sexto grado de primaria o el quinto de secundaria, etapas en las que se aprende lo básico y lo elemental para escribir medianamente aceptable. Pero lo más repudiable es que la mayoría utiliza el lenguaje como herramienta básica de trabajo, algunos con estudios de posgrado, para quienes la ortografía debería ser algo muy sencillo; pero ni siquiera se dan cuenta de que cuando una palabra está mal escrita o no está en el diccionario del ordenador, este la subraya en rojo, para que el usuario la revise, en función de emplear la adecuada.
     Lo  más curioso y muchas veces gracioso, es que para justificar los errores, los atribuyen a la falta de tiempo. Ahora pregunto: ¿es aceptable que alguien que ande de prisa escriba ben en lugar de ven, yamame, por llámame, kasa en vez de casa y vasura por basura? ¡Que alguien me lo explique!       
     Antes de entrar en el tema de hoy, les aclaro que existen dos palabras coma de distinta etimología: una femenina, que se la usa para designar un signo ortográfico; otra, masculina, empleada para referirse a estado de sopor profundo. Además de signo ortográfico, la coma es un signo matemático que indica la separación entre unidades y decimales: 24,5, que debe leerse veinticuatro coma cinco. En los países de habla inglesa la función de la coma la cumple el punto.
     Hace pocos días sostuve una polémica vía Facebook, que aunque sana, al final estuvo un tanto subida de tono. Un locutor portugueseño, ya retirado de esas lides y a quien conozco desde que se desempeñaba como redactor y reportero de Radionoticias de la siempre recordada Radio Acarigua, escribió asta, en lugar de hasta. Le hice la observación, y la respuesta no se hizo esperar. Inmediatamente, para exhibir sus “vastos conocimientos” en el asunto, publicó la portada de la Ortografía de la Real Academia Española y me aseguró que así está escrita en el mencionado texto. Le mostré lo que de ambos términos recoge el Diccionario de Real Academia Española; pero la intención de aclararle la duda fue en vano, dado que el aludido personaje se empecinó en que el equivocado era yo, y no hubo manera de hacerlo entrar en razón. Asta y hasta son palabras homófonas, es decir, suenan igual; pero difieren en escritura y significado.       
     Sobre esto, sin ánimos de ofenderlo, y con la mejor intención de aclarar su duda y la de otros que pudieran estar confundidos, ratifico que no tiene razón, no porque lo diga yo, sino porque asta y hasta no son algo que lo pueda tratar un diccionario de ortografía. Es un asunto de significado, para lo cual están los diccionarios de uso. Asta es el palo en el que se iza la bandera; es el cuerno del toro. De hecho, los cronistas taurinos, de forma elegante, hablan de astado (que tiene astas) para referirse al animal que habrá de ser sacrificado en el ruedo. Por otro lado, hasta es una preposición que posee diversos significados fácilmente deducibles. En el caso que motivó este comentario, la intención fue preguntar cuándo terminaría la angustia de los suscritores de una empresa distribuidora de gas doméstico que ha privado del servicio por varios días a los residentes del popular Barrio Bolívar de Acarigua, municipio Páez del estado Portuguesa.
@nuestroidioma65
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