Tiempo para descontar y el cuarto árbitro
Tiempo
para descontar y el cuarto árbitro
La
atracción deportiva de 2018, sin dudas, será el Mundial de Fútbol, que tendrá
lugar en Rusia, y dada su relevancia, dará mucho de qué hablar, antes, durante
y después. Junto con los Juegos Olímpicos, el referido evento de selecciones es
uno de los más importantes, y por eso, a medida que comienza el conteo regresivo
para que suene el pitazo inicial, aumenta la expectativa y se acelera el deseo
de ver a las selecciones que tomarán parte en la cita futbolística, con millones
de seguidores en todas las naciones. En esta edición, la vigésima primera, la
gran ausente será Italia, que no se quedó en camino, pese a ser una gran
selección de tradición mundialista, hecho evidenciado en sus cuatro títulos. Pese
a la no participación de la squadra azzurra, el Mundial de Fútbol
sigue siendo la actividad deportiva más esperada del momento, y de allí que
ocupa y ocupará grandes espacios en los medios de comunicación impresos,
audiovisuales, radiales y redes sociales.
Sin ánimos de usurpar el oficio de
narradores y comentaristas, hoy voy a
hablarles de un tema relacionado con el balompié, que en otras ocasiones y en
otros medios he comentado, relacionado con el tiempo extra, y que muchos llaman manera inapropiada descuento. Es un viejo vicio que se ha
arraigado en el ámbito futbolístico y por supuesto en el habla cotidiana, sobre
todo en la de los amantes del fútbol. Ya en una ocasión la F.A. Board
International, que es la organización encargada de actualizar y dinamizar las
reglas, exhortó a las selecciones, a clubes, a periodistas, narradores,
comentaristas y a todas aquellas personas e instituciones que están íntimamente
relacionadas, a emplear tiempo añadido u otra expresión análoga, en lugar de descuento. Sin
embargo, es muy frecuente el uso de descuento, en boca de profesionales
experimentados y en la de algunos que se inician en el oficio, por imitación a
los primeros.
Se sabe que el tiempo de un partido de
fútbol es de 90 minutos (regla 5), y que en el desarrollo de un encuentro
ocurren situaciones que ameritan la paralización momentánea y a veces prolongada
del mismo. Esos instantes desperdiciados son compensados por del árbitro
principal, quien luego de evaluar los incidentes que motivaron la interrupción,
concede los minutos adicionales que estima convenientes.
Entonces, lo que ocurre en la práctica es
una reposición, es decir, se añade, se agrega, se suma más tiempo, y de ninguna
manera se descuenta. El origen del asunto está en las definiciones que de la
palabra descuento registran algunos diccionarios. De hecho, en el de la Real
Academia Española aparece una acepción que indica que “descuento es el tiempo que se
emplea luego del reglamentario”, lo cual es un contrasentido, si se considera
que descuento es la acción y el efecto de descontar; es rebajar, reducir, aminorar, disminuir,
sustraer, apocar, etc. La docta institución debería corregir, en aras de llamar
las cosas por su nombre y de acatar la exhortación que otrora hiciera la F.A.
Board Internacional. En resumen, en
el fútbol no se descuenta tiempo, se añade.
Con relación al cuarto árbitro, figura
relativamente nueva en el fútbol
organizado, narradores, comentaristas y cronistas deportivos vacilan a la hora de referirse a él. Muchos lo
llaman tercer asistente, y otros de
manera muy tímida, cuarto árbitro.
Fue instituido como cuarto árbitro, y así debería llamársele, aunque su función
es meramente de asistente, de ayudante, sin ninguna autoridad sobre el terreno
de juego. Todavía se oye decir “la terna arbitral”, algo impropio, pues como
son cuatro, debería ser cuarteta.
Otra situación relacionada con el cuarto
árbitro, que guarda estrecha relación con lo anterior y que vale la pena
mencionar, es el desconocimiento de
muchos narradores, comentaristas y cronistas deportivos, incluidos
algunos de medios muy prestigiosos, que de manera ingenua hablan del “tiempo que
añadirá el cuarto árbitro”. Aquí es prudente advertir que el tiempo lo añade el
árbitro principal. El cuarto árbitro lo que hace es señalarlo, anunciarlo e indicarlo mediante una pizarra de mano, siempre
ubicado en la línea divisoria del rectángulo, y que es visible desde cualquier
lugar del aforo en el que se lleve a cabo un encuentro.
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