Gentilicios
Gentilicios
Hay palabras que por su parecido fonético
u otros factores, hacen que muchas personas se confundan y las usen de manera
inadecuada. El ejemplo más resaltante es sendos
y su correspondiente femenino, que por lo general es empleada con un significado
muy diferente del que registra el DLE (Diccionario de la Lengua Española).
Sendos significa algo así como uno de cada cual o uno para cada cual; pero hay
quienes le atribuyen un matiz de grande, grandioso, extraordinario, descomunal,
y de allí que sea común leer u oír
expresiones como: “Senda nave se compró el vecino”, “Senda cachetada le dieron
al abusador”; “Por imprudente y entrometido le dieron senda golpiza”, “Sendo
regaño le dieron al vigilante”, “Sendo discurso pronunció el rector”, etc. El
verbo doblegar también es confundido
con duplicar; en tanto que gentilicio es confundido con gentío.
Sobre esto último voy a hablarles una vez más, en virtud de que, si bien es
cierto que es un asunto sencillo, hay quienes no lo tienen muy claro, y por eso
nunca está demás un repaso, con un nuevo enfoque, para dar la oportunidad de
que más personas puedan aclarar sus dudas. Antes de entrar en materia, acuso
recibo de una amable y amena misiva de mi amigo Muller Robersi Castro, asiduo
lector de Nuestro Idioma, servidor público y aficionado del buen decir.
¡Gracias!
Gentilicio, aunque tenga algún parecido
fonético con la palabra gentío, nada tiene que ver con esta, por lo menos en el
aspecto semántico. Se usa para nombrar el origen geográfico o racial:
acarigüeño, barinés, bumangués, costarricense, español, fluminense, gracitano,
larense, maracucho, ospinense,
regiomontano, santiaguino, santiaguero, tacateño, zuliano, etc. Cabe resaltar que en materia de
gentilicios no hay reglas, y en tal sentido se usan en razón del gusto que haya
impuesto el pueblo hablante, que es al final de cuentas la fuente inagotable de
la que fluyen las palabras, y las crea
para satisfacer las necesidades
expresivas.
Hay casos de lugares en donde existen dos
formas, como en Acarigua: acarigüeño y acarigüense, aunque este último es poco
usado y por ende desconocido. A los nacidos en Maracaibo se les llama marabinos
y más propiamente maracuchos. Lo
curioso en este caso es que la terminación ucho
entra en la formación de palabras usadas con intención peyorativa:
flacucho, librucho, periodicucho, abogaducho, cuartucho, comiducha, etc. Desde
luego, maracucho no tiene ningún rasgo despectivo, y es el gentilicio que se ha
impuesto por encima de marabino, empleado este mayormente en el lenguaje culto
y en las innumerables canciones del amplio pentagrama de “La tierra del sol
amada”.
Hay gentilicios que se han formado por la
vía culta, como fluminenses para nombrar a los nacidos en Río de Janeiro (Brasil),
regiomontanos para los oriundos de Monterrey (México) y gracitanos para los de
Altagracia de Orituco, capital del municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico
(Venezuela). Con relación a Santiago, que es el nombre de varias e importantes capitales
de América y de Europa, varían las terminaciones. Por ejemplo, a los de
Santiago de Cuba y de República Dominicana se les conoce como santiagueros; en tanto que a los de Santiago de Chile se les da el
nombre de santiaguinos. También en España
hay una variante de Santiago, dado que a los que son originarios de Santiago de
Compostela, entre otros gentilicios, se les llama santiagueses. Vale acotar que
Santiago de Compostela es la capital de la comunidad autónoma de
Galicia, perteneciente a la provincia de
La Coruña.
En una reciente publicación en Facebook se
habló del avance las obras del hospital de Santa Rosalía, municipio del estado
portuguesa, y se empleó el término santarosalicense,
sin dudas, con la intención imponer un nombre que designe a los nacidos en esa
zona agrícola; pero el autor o autora de la nota incurrió en una impropiedad.
Debió ser santorrosalíense (con
doble ere, tal como lo sugiere la regla), más fácil de pronunciar, de escribir
y el que, por analogía con otros, encaja perfectamente, aunque como lo dije
antes, en materia de gentilicios no existen reglas; pero deben imponerse la
sensatez y el buen gusto.
Lo que sí no se debe obviar, es que los
gentilicios, de acuerdo con las reglas para el uso de mayúsculas y minúsculas,
deben usarse con inicial minúscula, a menos que con ellos se comience un
escrito.
@nuestroidioma65
nuestroidioma65.blogspot.com
Hola. Muy buenos y de utilidad práctica
ResponderEliminarHola. Muy buenos y de utilidad práctica tus artículos sobre el uso del español y la expresión oral y escrita. Sólo una precisión: la expresión latina "sine que non". Se escribe con "q" . "Qua" forma parte de la forma declinada del pronombre relativo latino qui, quae, quod. Saludos. Inocente Cidoncha Rangel. amiliber@gmail.com
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