¿Dónde lleva la tilde? (I)

¿Dónde lleva la tilde? (I)

     En muchas ocasiones, cuando en esta columna me he referido al tema de las palabras por la índole de la entonación, he tenido el cuidado de establecer la diferencia entre acento y tilde, pues aunque parecieran lo mismo, existe una sutil diferencia que conviene conocer, en virtud de evitar equívocos. Acento, tal como lo aprendí en la primaria y en la secundaria, es la mayor entonación de voz con la que destaca una sílaba, y tilde es un símbolo gráfico que se usa para destacarla. Desde ese punto de vista, puede afirmarse que todas las palabras, excepto algunos monosílabos, tienen acento. ¡Que a veces no se les coloque, es otra cosa! Si alguien puede definir  lo que es una palabra aguda, una grave o una esdrújula, y si además conoce la función que cada vocablo cumple en la oración, sin dudas tendrá facilidad para redactar. En los talleres de ortografía y redacción que me ha correspondido impartir, he hecho énfasis en que cada participante, mediante ejercicios prácticos y sencillos, aprenda a distinguir cuando una palabra lleva tilde y cuando no la lleva. El origen de muchas impropiedades relacionadas con el tema en cuestión, está en que muchos redactores no logran captar la diferencia entre acento y tilde, además de que confunden entonación con terminación. Hay quienes escriben Nelsón por Nelson, vinierón por vinieron.
     Antes de entrar en materia, una vez más pido disculpas por los gazapos que se deslizaron en el segundo artículo dedicado a las maestrías, posgrados y posdoctorados. Además de los defectos de transcripción, que afortunadamente se quedaron en la versión que por correo electrónico suelo enviarles a mis amigos, hubo un tremendo error, motivado por un lapsus calami, de los que no están exentos los seres humanos. En efecto, al mencionar a la Universidat Politècnica de Catalunya, dije que así se escribe en vasco, lo cual no es cierto, toda vez que los catalanes, por supuesto, hablan catalán. Por eso admití la pifia y acepté los "coscorrones" que me propinaron dos consecuentes lectores de Nuestro Idioma.
     Las palabras agudas son las que llevan la mayor entonación de voz en la última sílaba. Se les coloca la tilde cuando terminan en vocal o en consonante "N" o "S". Esto significa que existen dos tipos: las que llevan tilde y las que no la llevan. Hago hincapié en esto, pues es aquí donde está el problema. Muchos piensan que agudas son solo las que lleven el símbolo gráfico. Agudas son, en efecto: ají, anís, atún, betún, café  camión, canción. Pero también existen las que no llevan tilde: actor, bazar, coser, David, doctor, edad, fijar, gastar, impresionar, justificar, lavar, masticar, nadar, ofrecer,   perejil, saltar, turbar, ubicar,  zaherir, etc.  
     A las palabras graves se les coloca la tilde en la penúltima sílaba. Su caso es parecido al de las agudas, en que algunas la llevan y otras no. Se tildan  cuando terminan en consonante diferente de la "N y de la "S": árbol, alférez, cárcel, dócil, éter, fácil, Gómez, Héctor, lápiz, mástil, Néstor, Pérez,  Rodríguez, táctil, y no en el resto de los casos: Carmen, casa, cama, carro, dedo, Daniela, Elvis, fiesta, gato, hielo, idea, Julio, Laura, Marcos, Nelson, ocaso, pala, quieto, resta, sala, toro, uva, vaca, zorro, etc.      
     Las más más fáciles de distinguir son las esdrújulas y sobresdrújulas, dado que a todas se les coloca la tilde. Estas la llevan en la antepenúltima sílaba: ábaco, cámara, decálogo, érase, fíjate, gástalo, humedéselo, jáctate, lámpara, Lázaro, Mélida, Mérida, Nélida, oprímelo, púlsalo, ráscate, súplica, trácala, ubícalo, etc.
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