Sexo, género, motriz, triz y posgrado

Sexo, género, motriz, triz y posgrado



     En un encuentro reciente, tuve la oportunidad de conversar con dos personas a las que les apasiona el aspecto lingüístico, y como ese es un asunto que manejo con relativa facilidad, me sentí complacido por intercambiar impresiones con la profesora Carmen Castillo y el abogado Alejandro Barco, acerca de muchas impropiedades en lenguaje oral y en el  escrito. A ellos les agradezco los comentarios elogiosos para con este trabajo de divulgación periodística. Hablamos de anfibología, pleonasmo, cacofonía, vulgarismos, muletillas, barbarismos, modismos, neologismos, solecismo, errores semánticos y de la expresión etcétera, palabra de la que muchas personas, incluidos  educadores que son magister scientiarum, aseguran que fue eliminada (¿?). Les referí a mis interlocutores el caso de una colega periodista que me llamó por teléfono para que le aclarara lo de acrónimo y sigla. Como complemento de la tertulia, insistí en el caso de los vocablos sexo y género, que desafortunadamente, en Venezuela y en otros países de habla hispana se los usa de manera incorrecta. Trataré de ser lo más explícito posible, en aras de dispar las dudas. 
     En varias ocasiones lo he dicho, y  hoy lo reafirmo: lo que determina si un ser vivo es macho o es hembra, es el sexo y no el género. Género tienen las palabras y las cosas inanimadas. Es por eso que la Ley Contra la Violencia de Género (si es que no le han cambiado el nombre), debería ser de sexo. El sexo  es una categoría biológica que define al hombre y a la mujer. Quizás porque, como con esta palabra también se nombra al acto carnal, se haya impuesto, por falso moralismo, género por sexo. Durante mi desempeño como redactor, en incontables notas de prensa me han cambiado “violencia de sexo” por “violencia de género”, porque a lo mejor han pensado que se trata de un elogio a la lujuria.     
     El tiempo no alcanzó para hablar de otros temas, como por ejemplo de  motriz y de triz, y por eso estimé prudente incluirlo en esta entrega, la segunda de este año, pues sé que aún muchos publicistas, “creativos”, periodistas, locutores y gente común y corriente, siguen  usándolos mal.
     El adjetivo motriz y el sufijo triz son formas femeninas, como lo demuestran las palabras que se construyen con estos elementos: automotriz, psicomotriz, electromotriz, locomotriz; actriz, cicatriz, emperatriz, institutriz, etc.  Luego de que Donald Trump asumiera como presidente de los Estados Unidos, en algunos medios de comunicación publicaron informaciones cuyos títulos eran: “Ford concede a Trump su primera gran victoria frente al sector automotriz”, “Trump aseguró que, si el grupo automotriz fabrica el Chevy Cruze en México, deberá pagar un alto costo arancelario” o “El sindicato automotriz insta a renegociar los tratados comerciales con Estados Unidos y Canadá”. Es indudable que el redactor o redactores no saben que triz es una terminación de género femenino, e incurrieron en una elemental falta de concordancia. En español, esta  partícula  entra en la formación de palabras que en masculino finalizan en “dor” o en “tor”: emperador, emperatriz; actor, actriz; generador, generatriz, etc. Se ha ido imponiendo el uso de las dos opciones para el femenino: actora y actriz, generadora y generatriz. El criterio también es aplicable al adjetivo motor, cuyas formas femeninas son motora y motriz, ambas válidas. Lo que no es válido es que un adjetivo femenino califique a un sustantivo masculino.
     Para cerrar, les aclaro que todo lo que se estudia después del pregrado, es posgrado. Lo hago en virtud de que hay muchos profesionales que no lo tienen claro, y por eso se les oye decir que realizarán una maestría y luego un posgrado, como si la maestría no lo fuese. El año pasado leí en un periódico de Portuguesa, que una casa de estudios universitarios, también de este estado, abriría estudios de posgrado, lo cual me pareció muy importante; pero en el cuerpo de la información se leía que en la aludida institución se  estudiaría  “una maestría y también un posgrado”.
     Una maestría, una especialización o un doctorado, son estudios de posgrado, es decir, se realizan después del grado, como lo sugiere el prefijo pos, que indica después. ¿Estamos claros? ¡Me alegro!
@nuestroidioma65
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