¡Para refrescar los conocimientos!


¡Para refrescar los conocimientos!



      Luego del habitual descanso de fin de año, que por lo general se prolonga por más de un mes, retomo este trabajo de divulgación periodística, con la intención de siempre: aportar soluciones para un mejor uso del lenguaje oral y escrito, siempre bajo la óptica de un aficionado del buen decir. Es placentero saber y anunciar que cada día aumenta el interés por escribir bien y hablar mejor, lo cual se evidencia en el surgimiento de páginas en las redes sociales, con contenidos destinados a las personas que de una u otra forma desean disipar sus dudas y erradicar sus deficiencias. Este artículo es un breve repaso sobre el uso de mayúsculas y minúsculas, y he vuelto sobre él, en virtud de que en el ámbito educativo persisten las dudas y abundan las impropiedades. Antes de entrar en materia, les informo que mi amigo Thelmo Travieso reaparecerá con sus “travesuras” en aproximadamente un mes, con el análisis sobre el acontecer político, y denuncias con seriedad, responsabilidad y sin palangrismo, sobre casos que otros no se atreven ni siquiera  a mencionar. Así que, para los que les gusta ensuciarse las manos con el dinero fácil y cometer fechorías, esta no es una noticia muy halagadora.
     Hice una depuración de las listas de contactos de correo electrónico, y de forma accidental borré algunos. A quienes en lo sucesivo no les llegue  esta columna, y quieren seguir recibiéndola, pueden manifestarlo mediante una misiva  a la dirección que aparece al pie de este escrito.   
      Se escriben con minúscula las denominaciones genéricas de etapas y ciclos educativos: educación secundaria, educación superior; pero con mayúscula si se trata del nombre oficial, porque tiene valor de nombre propio: Educación Secundaria Obligatoria, Formación Profesional. Los niveles de los ciclos se escriben con minúsculas y pueden abreviarse con la representación correspondiente del ordinal en arábigos: “Ha repetido primero”; “Está en 2.º de primaria”. Los nombres de las disciplinas científicas y de las ramas del conocimiento se escriben con iniciales minúsculas: “Ha habido grandes avances en el campo de la ingeniería”; pero con mayúsculas si se trata de la denominación de una asignatura o materia en el entorno académico: “Este año voy a estudiar Inglés y Matemáticas”. Los nombres oficiales de los centros educativos se escriben con mayúsculas iniciales: “Escuela Técnica Industrial Simón Bolívar”.
     En el caso de que se haga referencia al centro solo con el sustantivo genérico, este se escribirá con minúscula cuando va precedido de posesivos o demostrativos: “Este centro es público”; “Mi universidad está en Maracaibo”; pero se acepta la mayúscula si va precedido por un artículo determinado, cuando se considera una mención abreviada del nombre completo: el Instituto, el Colegio. Se escriben con mayúsculas iniciales si se trata de departamentos de la institución: Secretaría, Cátedra de Lingüística. Sin embargo, se escriben con minúsculas, respetando las mayúsculas de los nombres propios que pudieran contener, las denominaciones de recintos del edificio: sala de profesores, aula de música, salón de actos, aula García Márquez.
     Los nombres de cargos, profesiones o titulaciones se escriben con minúscula inicial: abogado, maestro, médico, catedrático, ingeniera agrónoma, etc. Se escriben con mayúsculas iniciales todos los términos significativos de los títulos, tanto de los encuentros de profesionales y especialistas: “Jornadas de Redes de Investigación en Innovación Docente”,  como de los planes, proyectos o programas: “Programa de Formación Docente”. La locución honoris causa se escribe en minúscula y, por ser un latinismo, también en cursiva: “Ha sido investido hoy doctor honoris causa”.
     Se ha hecho común el vocablo bullying para referirse al acoso que se produce en el ambiente escolar. Puede y debe sustituirse por acoso escolar u otras opciones válidas, como intimidación, matonismo, matoneo o matonaje. Se deben evitar los anglicismos homeschooling y homeschooler, dado que las denominaciones adecuadas en español son educar o educación en casa y educador o estudiante en casa, respectivamente. Lo contrario sería una  imitación servil de las costumbres e idioma  estadounidenses, eso que Mario Briceño Iragorry llamó “pitiyanquismo”. Para referirse a las actividades lúdicas en el aula, es preferible utilizar el término ludificación, no gamificación, que es un mero calco de gamification, impropia de un país en el que se habla español.  
@nuestroidioma65

nuestroidioma65.blogspot.com

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